Día 77

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No me encontraba de muy buen ánimo, me dolían los golpes que había recibido, seguía triste por el fallecimiento de mi traductor, molesta porque mi madre en vez de darme consuelo tan solo me reprochó al verme llena de moretones, avergonzada por mi apariencia al tener la mitad de mi cara inchada a causa de las heridas y preocupada por el estado de Kedamono.

Todas las emociones acumuladas en una sola persona, sentía que explotaría.

— ¿puedo pasar? —pregunto Paola tras la puerta

No respondí. Sin embargo a Paola le importo muy poco y entro de todas formas.

— no te dije que pasaras —le dije de mala gana

— es mi casa y puedo hacer lo que quiera —me respondió. Simplemente le ignore molesta.— ¿has hablado con tus amigos?

— no

— ¿saldrás con ellos hoy?

—no

Parece que mis comentarios secos y negativos le habían molestado.

— ¿y qué?, ¿te quedarás aquí encerrada a lamentar la perdida de tu traductor?

— ¡si! —alce la voz

— es solo un aparato, puedes comprar otro y ya

— ¡no era solo un aparato! —le grite molesta— ¡era mucho más que eso, no solo no podré comunicarme, esa cosa había sido un regalo de Popee que atesoraba demasiado!

Paola quedó en silencio, simplemente me miraba atenta. Sentí un nudo en mi garganta y aparte la vista tratando de contener las lágrimas que amenazaban por caer. Mi tía me tomo por la cabeza eh hizo que me recargara en su hombro como consuelo.

— ¿has hablado con el? —me pregunto

— no...

— estás ignorando sus mensajes verdad

Permanecí en silencio, pues era verdad. No había querido hablar con nadie desde el incidente de ayer, ni Marifa, ni Kedamono, ni Popee, no me sentía bien en lo absoluto como para hablar con alguien. Paola suspiro.

— Popee es un terco, no esperes ignorarlo y que no haga nada al respecto

De pronto el timbre de la casa se hizo sonoro. Paola se asomó por la ventana y dijo:

— te lo dije, ese conejo está frente a la puerta

No iba a mentir, me había sorprendido y mi corazón comenzó a incrementar su palpitar si permiso alguno.

— no quiero ver a nadie

A parte de no sentirme bien por todo lo sucedido, tampoco quería que me viera con la mitad del rostro inchada y con moretones.

— está bien, se lo diré —abrió la ventana y le gritó— kanojo wa anata ni aitakunai —le grito

Algo en mi tampoco quería que el se fuera, sentía que necesitaba verlo.

— demo, yaru yo —le respondió

Paola me miró, parecía que buscaba una respuesta en mi. Le ignore.

— anata wa kanojo ga sukidesu? —le pregunto al rubio

— ōsugiru —le respondió

— hairu

Entonces cerró la ventana y se acercó a mi.

— ¿se fue? —le pregunté

— algo como eso —me respondió— le dije que querías terminar con el

LoveCircus | [PopeexReader]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora