Día 70

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Me encontraba frente a la estación de tren donde hace un tiempo había acudido junto a aquel grupo de circenses que ahora podía decir que son grandes amigos.

Miraba hacia mis alrededores con entusiasmo y nerviosismo, ¿la razón?, el día de hoy tendría una cita con ese acróbata rubio.

( T/N quisiera... )>

( invitarte a una cita )>

Fue lo que dijo el chico a través de nuestro chat. Me pareció repentino, más aún cuando el mensaje fue mandado a altas horas de la noche.

No estaba muy segura de a dónde iríamos o que es lo que haríamos, sin embargo, aquellos detalles no me importaban, pues los nervios se apoderaba de mi e impedían que pensará en otra cosa que no fuera aquel chico.

Está vez, no olvidaba mi traductor, pues lo necesitaba si quería comunicarme con el rubio, y para no perderle, decidí ponerle una cadena y colgarlo de mi cuello tal cual un collar, así no podría perderle y captaría mejor mis palabras.

Le esperaba con ansias. Acordamos una hora en especial, no obstante, no pude evitar llegar un poco antes de lo acordado.

Finalmente le mire llegar a lo lejos, aquel flequillo rubio era fácil de distinguir, podría notarlo a kilómetros. Rápidamente camine o más bien corrí hasta el chico. Tenía ganas de abrazarte pero algo en mi se negó, tal vez fue a causa de los nervios que me jugaron en contra.

— ohayō —le saludé

— buenos días —me respondió— ¿llegué tarde?, ¿esperaste mucho?

Negué repetidas veces con la cabeza.

la verdad es que yo llegue antes —dije con nerviosismo

— ya veo

Ambos nos sentíamos nerviosos y por lo tanto, era reflejado por aquel tono tambaleante en nuestras voces, no sabíamos muy bien como actuar.

Nos quedamos en silencio unos instantes, hasta que de pronto, aquel chico se me abalanzó rodeandome con ambos brazos. Sentí mis mejillas arder, pues no esperaba aquello en lo absoluto; A pesar de eso, no tarde en corresponderle.

Sus abrazos eran cálidos, y al tenerlo tan cerca de mi me permitía oler aquel aroma a chocolate que desprendía, me sentía relajada y aquellos nervios se desvanecieron.

¿dónde iremos? —le pregunté al separarnos

Me miró con una sonrisa, me tomo de ambos hombros y me hizo girarme para ver el tren.

— Tokio

Me sorprendí al escuchar aquello, nunca pensé que iríamos hasta Tokio, aunque algo dentro de mi ya lo intuía, pues citarme en esa estación era por un propósito.

Ambos subimos al tren, sentandonos juntos. No fue hasta ese momento que mi cerebro hizo un click y pude notar la ausencia de muletas.

¿y las muletas? —le pregunté con suma curiosidad

decidí dejar de usarlas ahora que ya puedo apoyar el pie —respondió— además, son estorbosas, odiaba tener que usarlas

— comprendo

Sabía que haría eso. Nunca fue muy bueno apoyándose de ambas muletas, además del hecho que era un necio de primera, sabía que en cuanto pudiera las dejaría botadas sin importarle nada. A veces pienso que ese chico no tiene remedio.

Mis pensamientos fueron interrumpidos por el ligero tacto que sentí sobre mi mano. Dirigí mi mirada hacia esta encontrándome con la del rubio a mi lado. Nuestras manos se juntaron, y nuestros dedos se entrelazaron.

LoveCircus | [PopeexReader]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora