Pasaron 5 años desde que la familia Van Zeller perdió a uno de los suyos. Ante la incompetencia de los policías y detectives, y ante la desesperación de Dedrick Van Zeller de no encontrar a su hija menor, recurre a su yerno favorito, Sebastian Stan...
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06 de agosto del 2022
La mayoría de las veces me encontraba en una cafetería, pero esta vez estaba en una playa rodeada de varios árboles. Ya había estado aquí antes; podía sentir que conocía el lugar, pero no estaba seguro de dónde me encontraba.
¡Ya recordé! Era la playa de Ses Illetes en Ibiza.
Cuando me llevaron a estudiar a Inglaterra, unos amigos y yo veníamos de vacaciones a este lugar, y después de la universidad, seguíamos viniendo cuando podíamos.
Esta vez, me encontraba con mis amigos y amigas celebrando algo. La verdad, no estaba seguro de qué se trataba la celebración. Creo que era el cumpleaños de alguien, pero no estaba al tanto de lo que estaba pasando porque, a lo lejos, más cerca de la playa, había un grupo de jóvenes.
Lo que me llamaba la atención de ese grupo era la chica que se destacaba. La joven de cabellos castaños rojizos llevaba un vestido largo azul marino con flores, y sus pies estaban descalzos. Ella bailaba y bailaba sin parar; se notaba que se divertía mucho, y por alguna razón, esto me hizo sonreír.
Esta vez no podía perder el tiempo. Tenía que acercarme a ella y hablarle; necesitaba saber quién era.
Me levanté de mi asiento sin decirle nada a mis amigos y me dirigí directamente hacia ella. Ella bailaba de espaldas, y no reconocí a ninguno de sus amigos, ni siquiera se les veía bien el rostro.
No sabía qué iba a decirle, pero necesitaba verla. Cuando estuve cerca de ella, la tomé del hombro, y al girarse, vi que era alguien que no esperaba. El cabello castaño rojizo lacio había cambiado a un rubio ondulado; ella no era la chica de mis sueños, era Alexia.
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Mis ojos se abrieron de golpe y me incorporé en la cama con rapidez. Esta vez, me encontraba solo en la habitación. A diferencia de la otra vez, no me quedé en el departamento, sino que volví a la casa después del trabajo.
Cuando salí de mi cuarto, pude escuchar un par de gemidos provenientes de la habitación de Adina. Podía asegurar que estaba con Michelle, nuestra niñera. Adina y yo dormíamos en habitaciones separadas; nuestro matrimonio había sido arreglado desde que éramos adolescentes. Los matrimonios de los hijos del Sr. Van Zeller han sido en su mayoría arreglados por él, aunque por el momento ha detenido esa práctica, todo en consecuencia de su hija menor, Madeline.
Con el paso del tiempo, Adina y yo nos hemos convertido en grandes amigos. Fui el primero en quien ella confió para decirme que tenía un gusto por las chicas, aunque nadie en su familia lo sabe, ni siquiera su hermano Ian. Como ella y yo queríamos tener hijos algún día y pensábamos que no habría posibilidad de terminar el matrimonio, hicimos un trato. De ahí nacieron mis dos hermosos hijos: Sarah, la mayor, y Robert, el menor.
