Pasaron 5 años desde que la familia Van Zeller perdió a uno de los suyos. Ante la incompetencia de los policías y detectives, y ante la desesperación de Dedrick Van Zeller de no encontrar a su hija menor, recurre a su yerno favorito, Sebastian Stan...
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|| Narrador Omnisciente ||
08 de octubre del 2022
Antes de que los hijos de Dedrick llegaran a la mansión, su más fiel confidente había regresado de su viaje a Londres. Henry, siempre puntual y meticuloso, caminaba con paso seguro, sabiendo exactamente a dónde dirigirse: el cuarto de Madeline. Desde su desaparición, Dedrick solo encontraba consuelo en dos lugares, su oficina y aquel cuarto que parecía conservar aún la esencia de su hija perdida.
Con cuidado, Henry se aproximó al umbral de la puerta, que estaba ligeramente entreabierta. A pesar de la familiaridad, golpeó suavemente con los nudillos, mostrando el respeto que siempre había tenido hacia su señor.
—Señor Dedrick —llamó Henry en un tono sereno y pausado—. Soy yo, Henry. ¿Puedo entrar?
El silencio que siguió fue breve, roto por el leve crujido de la puerta al abrirse un poco más, dejando entrever la silueta de Dedrick, con la mirada perdida en algún rincón de la habitación.
—Entra, Henry —respondió Dedrick con voz cansada, como si el peso de los años y de las emociones no resueltas lo estuviera aplastando.
Henry entró sin más preámbulo, cerrando la puerta con suavidad tras de sí. El ambiente estaba cargado de nostalgia y de una tensión apenas disimulada.
—¿Tienes algo para mí? —preguntó Dedrick, acomodándose lentamente en la silla que estaba junto a la ventana, desde la cual podía ver el árbol que Madeline había plantado años atrás.
—Lo de siempre —respondió Henry, posicionándose frente a él con una postura recta y seria—. Sebastian sigue con la investigación, pero. . . parece estar distraído con la niñera de James.
Dedrick giró ligeramente la cabeza, aunque sin apartar la vista del árbol.
—¿Averiguaste quién es ella?
—Todavía no he reunido toda la información. Hay algo extraño en ella —Henry hizo una pausa, midiendo sus palabras con cautela—. No hay muchos registros sobre su pasado. Lo que sí le puedo confirmar es que es amiga de Sandy Gómez, y ambas trabajan juntas. Se llaman Aiden, pero aún no he conseguido averiguar su apellido.
Henry observaba a Dedrick con atención, sabiendo que su informe debía ser perfecto, sin levantar sospechas. Ofrecerle solo fragmentos de información lo mantendría satisfecho por el momento, pero tenía que actuar rápido antes de que las cosas se salieran de control.
Dedrick, por fin, se giró por completo hacia él, sus ojos oscuros y profundos revelando algo más que preocupación. Era una mezcla de frustración y desconfianza.
—Esto es diferente a las modelos, ¿no es así? —preguntó, acariciando su barbilla mientras su mente procesaba la información.
