Pasaron 5 años desde que la familia Van Zeller perdió a uno de los suyos. Ante la incompetencia de los policías y detectives, y ante la desesperación de Dedrick Van Zeller de no encontrar a su hija menor, recurre a su yerno favorito, Sebastian Stan...
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||Narrador Omnisciente||
05 de septiembre del 2022
—Pienso que si siguen con esto, uno de ustedes saldrá lastimado —admitió Chris, su voz suave, pero firme—, y no quiero que ninguno de los dos termine así. Él es un gran amigo, pero tú eres mi hermana.
Chris sabía bien que si esto se convertía en algo más, sería Madeline quien terminaría saliendo lastimada. Estaba seguro de que ella desconocía el hecho de que Sebastián estaba casado y, mucho menos, que su esposa era Adina. Esa era una verdad que Chris no estaba dispuesto a revelarle, pero sabía que Sebastián debía hacerlo.
Con Sebastián ya de camino a su próxima obligación, Chris no había tenido la oportunidad de confrontarlo acerca de la situación. Necesitaba encontrar la manera adecuada de abordar el tema sin revelar que Madeline, o mejor dicho, Aiden, también era su hermana.
Después de la conversación, mientras Madeline reflexionaba sobre la tarjeta de presentación de Sandy, Chris se encerró en su habitación. No podía dejar de pensar en Sandy y lo que su presencia significaba para él.
Chris: Ayer terminé un proyecto hasta muy tarde. . . ¿Quieres ayudarme a celebrar? Además, no hemos festejado tu cumpleaños como es debido. ¿Tienes tiempo para mí?
Él no tardó mucho en recibir una respuesta de ella.
Sandy: No puedo dejar la tienda sola, pero si quieres, puedes venir :)
Chris leyó el mensaje con una sonrisa. Sabía que el simple hecho de verla haría que su día mejorara.
Chris: Pásame la dirección y en pocos minutos estaré ahí.
Chris se preparó rápidamente y salió de la casa después de recibir la dirección de Sandy. Mientras manejaba por la ciudad, sus pensamientos estaban completamente concentrados en ella y en la complejidad de su relación.
☁︎☁︎☁︎
Cuando Chris llegó al lugar, abrió la puerta y el sonido de un pequeño timbre resonó en el aire. En poco tiempo, Sandy salió de un cuarto en la parte trasera de la tienda.
—Hola, Chris —saludó Sandy desde el cuarto, con una sonrisa que iluminaba su rostro—. Pasa por aquí.
—Hola —respondió Chris, devolviéndole la sonrisa mientras se acercaba para darle un beso en la mejilla.
