32.☁︎ Es Una Promesa ☁︎

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||Aiden Mateland / Madeline Van Zeller||

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||Aiden Mateland / Madeline Van Zeller||

21 de septiembre del 2022

Había enviado a James a su habitación para que se secara y se cambiara. Mientras tanto, yo me secaba con la toalla antes de ponerme mi vestido de playa, con la intención de ir a cambiarme a mi habitación. Sin embargo, mientras me lo ajustaba, un pequeño recuerdo vino a mi mente, uno que, de alguna manera, me hizo sentir mejor.

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08 de diciembre del 2007

No podía dejar de pensar en cómo Lorelay había reaccionado al collar que le hice. Aunque no me lo dijo directamente, podía notar por su mirada que no le había gustado. Me encantaba hacer collares, y sabiendo cuánto le gustan a ella, el hecho de que no apreciara el mío significaba que, probablemente, había hecho una porquería.

—Espero que tú y tus hijos disfruten su tiempo en Rumania. Saluda a tus padres de mi parte.

Escuchaba a mi madre hablando con la Sra. Stan en la cocina. Ella solía irse con su familia a Rumania para las fiestas navideñas, aunque algunas veces las pasaba aquí con los padres del Sr. Stan. Siempre, antes de irse, venía a traernos regalos, aunque no podíamos abrirlos hasta Navidad.

—¿Qué estás haciendo, Madeline? —preguntó mi madre. No la miré, solo me concentré en lo que había venido a hacer.

—A Lorelay no le gustan mis collares, y si a Lorelay no le gustan, entonces a nadie les van a gustar —dije con un tono de molestia, aunque las lágrimas seguían cayendo sin control.

Uno a uno, comencé a tirar los collares que había hecho a la basura. Me detuve cuando sentí mi nariz goteando, me limpié rápidamente y luego volteé hacia mi mamá.

—A Lorelay no le gustan mis collares —repetí, dejando el joyero sobre la isla de la cocina antes de correr a abrazarla, llorando aún más fuerte—. A Lorelay no le gusta nada de lo que hago.

Mi madre, acariciaba mi cabello con ternura mientras intentaba consolarme.

—Cariño, solo porque a ella no le gusten tus collares, no significa que a los demás no les gusten —me dijo con suavidad.

—A mí me gustan —dijo la Sra. Stan de repente. Me giré, sorprendida, al verla recogiendo mis collares de la basura con una sonrisa cálida.

Me separé de mi mamá y miré a la Sra. Stan, aún un poco insegura.

—¿De verdad le gustan? ¿Tanto como para comprarlos? —pregunté con cierta timidez, limpiando las lágrimas de mis mejillas.

The Girl Of My Dreams || Sebastian StanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora