12.-Ilya: La barbacoa, la barbacoa

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Sabe donde estoy. Esto es lo último que quería porque conociendo a Anya probablemente venga con un lanzallamas. Quiero no reírme por mi pensamiento de mi pequeña y amada Anya sujetando un lanzallamas que pese más que ella, pero mi mente me juega malas pasadas por la falta de comida, ejercicio, sol... Me siento débil, casi enfermo, pero no puedo pasarme el día durmiendo, tengo que aprender de ellos, ver como se mueven, intentar meterme en sus mentes. De momento creo que lo he hecho porque el tío este, el tal Fredek está acojonado de Anya y no le culpo, yo en su lugar también lo estaría. Él se cree que a ella le doy igual y hasta yo lo creía antes de la llamada, pero, ese tono frío, esa risa psicópata, esa manera de jugar con él y sobre todo, el juego de palabras incluyendo un infinito. Quizás me estoy autoengañando pero quiero pensar que lo ha dicho para darme fuerzas, y las necesito. Mi corazón late en tantos sitios que siento como si tuviera veinte de ellos. En mi boca, en la cabeza, en el estómago, en las mejillas. Ni siquiera sé que pinta debo tener, pero buena no lo creo.

Incluso yo pensaba que Anya habría aparecido ya. No tengo manera de contar las horas pero hace mucho que es de noche porque los hombres están cansados, apoyándose por las paredes y sujetando las armas sin ganas. Espero que esté esperando para hacer una gran entrada o que por lo menos tenga un plan. La Anya que conozco vendría con un solo cuchillo y un buen escote. Dios la echo tanto de menos y solo han pasado... Que, ¿Tres días? ¿Cuatro? El nivel de dependencia que tengo hacia su piel, sus besos y su voz es enorme. No puedo dejar de pensar en maneras de terminar esto, solo si tuviera acceso a un arma podría intentar disparar a la mayoría de hombres y aunque ellos devuelvan el fuego, al menos serían menos para cuando Anya llegue. Al menos mi muerte significaría algo. Tampoco puedo dejar de recordar la cara de Fredek al hablar con ella. Se pensaba que ella era su madre y por lo que oído, son polos opuestos. Me permito el lujo de apoyar la cabeza en la pared de nuevo y cantar por dentro, esperando a dormirme, a morir o a Anya.

Meses atrás, Ryazan, en el bar de Olga

Concurso de chupitos. Apasionante. Dasha gira la botella sobre la mesa, que termina apuntando hacia nosotros dos. Trago saliva imaginándome que reto me pondrá y aunque me siento nervioso, deseo que me haga un favor y tenga que ver con Anya. Ella se apoya en el sofá del bar, dejándose caer delicadamente. Quiero mirarla tanto... Quiero no despegar mis ojos de ella.

—Te reto a sostener la mirada durante treinta segundos con Anya.—Dice Dasha pronunciándolo con una sonrisita en la boca. Tengo que acordarme de darle las gracias luego en casa. Creo que Anya pensaba que yo iba a rajarme porque no se ha movido ni un milímetro.

—Mírame. —Le digo a Anya. Dios, sus ojos. Parecen brillar con luz propia, como si las gemas que guardan sus iris estuvieran siendo iluminadas con linternas o focos. Estamos tan cerca que puedo ver con detalle sus pestañas y su piel. Contiene el aliento, lo cual me hace bajar la mirada instintivamente hacia su boca. Grave error porque ahora es todo lo que veo. No quiero que acabe, necesito estar así de cerca, como si fuera un imán atrayéndome.

—¡Bien! Muy bien. —Chilla Dasha haciendo que nos separemos. Me río nervioso y muevo la botella, intentando aparentar que no me ha afectado su mirada tan intensa. Quiero pensar que en esa mirada me confiesa que se acuerda de mí, que yo también fui importante para ella y que me quiere. Soñar es gratis, ¿no? La botella termina apuntando hacia Dasha y Anya, y sé que viene algo divertido, o eso espero.

—Quiero decir antes de que digas tu reto, que no puedo beber más, así que, si me toca pegarme con alguien, es lo que hay. —Suena como una advertencia y solo puedo rezar. No quiero más peleas por la noche. Ya he tenido suficiente viéndola con Natasha. Tampoco quiero que se pegue con nadie más porque me veré forzado a intervenir si alguien se atreve a tocarla y de verdad que no me apetece partirme la cara ahora.

Sangre: Lazos Rotos. ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora