No madrugo porque quiera, sino porque estar aquí me altera los nervios. Me reúno con Camile en la cafetería, abarrotada de gente que me mira sin disimular. Me siento con cara de perros a su lado y ella me empuja un poco con el hombro. Hay cosas que no cambian, supongo.
—Te has vuelto popular.— Le murmuro mientras sostengo la taza humeante entre mis manos.
—Me hieres. Yo siempre he sido popular.
—Antes no nos miraban tanto.—Me quejo devolviéndole el empujón.
—Eso es porque te tenían miedo.
—¿Ya no infundo pánico?
—¿Estando enamorada? No.—Me giro para mirarla y la mato con la mirada. —En mi sabia opinión, creo que eres más peligrosa ahora que antes.
—¿Tú y Keller tenéis un grupo de apoyo o algo así?
—Te encontró, eh.— Se ríe y bebe tranquilamente. Muevo la mirada por la cafetería ahuyentando a los ojos curiosos. La mayoría intentan disimular pero algunos otros no lo hacen y clavan los ojos sin miedo en mí. No veo ningún rango superior a mí en la sala por lo que me levanto orgullosa y los murmurios cesan. Es como un patio lleno de niños pequeños. Asqueroso.
—Si alguien tiene algo que decir, hay espacio en mi mesa y mi cuchillo echa de menos la sangre.— Digo en alto con Camile mirándome fijamente. Sé que ella odia las confrontaciones, pero a veces, son necesarias.
—Encantadora como siempre.—Camile tira de mi brazo para sentarme de nuevo y yo me dejo caer. Gruño volviendo a mi café que se está enfriando.—¿Le vas a llevar un café a Ilya?
—Probablemente.
—Mírate, siendo una esposa modelo.
—Solo es para poder tirármelo.—Me excuso pero ambas sabemos que miento.
—Amén a eso.— Nos reímos y casi se siente como si el tiempo no hubiera pasado. Le miro las uñas pintadas de rojo y se me ocurre una idea.
—Podríamos organizar una noche de chicas. Manicura y todo eso.
—¿Y tu trozo de carne rusa?
—Yo vengo incluida, Camile.
—Me refería a tu marido.—Pone los ojos en blanco pero deja salir una sonrisita burlona.
—No lo llames así, se me ponen los pelos de punta. Igualmente, él querrá unirse.
—¿Se dejará pintar las uñas?
—Seguro.— Ella salta un poco en el asiento haciendo que yo también salte. Miro la mesa llena de marcas y arañazos, sintiéndome aún observada.
—En serio, quita el aire.—Dice haciéndome levantar la cabeza. Ilya camina hacia nosotras con el pantalón del uniforme que le he dado, una camiseta de manga corta blanca y el pelo mojado. El cabrón parece una fantasía porno materializada. Sonríe prepotentemente y se pasa la mano por el pelo, haciendo que mi boca y mis bragas toquen el suelo. Frena delante de nuestra mesa y me dedica un saludo militar impecable, que desde luego no pasa desapercibido para nadie. Se queda así mirándome, totalmente quieto hasta que Camile mueve la mano para sacarme de mi trance. No sé si se está burlando o me está provocando, pero ambas funcionan.
—Descanse.—Murmuro conmocionada. Él asiente y agacha un poco la cabeza antes de sentarse.
—Eh, esto es emocionante.—Dice él alargando la mano hasta mi café.
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Sangre: Lazos Rotos. ✔️
RomantizmSegunda parte de Sangre: Falso matrimonio. Anya e Ilya deben tomar una importante decisión. Alguien la persigue, la ha marcado como objetivo y deben decidir qué rumbo tomar. El pasado no resuelto les atrapará y pondrá a prueba el amor que se profes...