21.1.-Ilya: ¿Causo estragos en la base?

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Me muevo por la cafetería como un extraño, y es que lo soy. He dejado a Camile y Anya haciendo las maletas mientras discutían sobre que ropa llevar y que no. He decidido irme porque me estaba dando dolor de cabeza. Tengo la esperanza de encontrar a Jacob o a Andrew, pero ninguno de los dos está en la cafetería. Hago cola detrás de un grupo de chicos vestidos en uniforme, que charlan animadamente sobre las compañeras en el pelotón. Intento concentrarme en otra cosa y no escuchar su conversación, pero lo ponen difícil elevando la voz.

—¡Vale, vale! Pero... ¿Si te dejan escoger entre Mara y Camile, con quien te quedas?—Dice uno de ellos con el pelo corto y negro. Todos se ríen pero contestan deprisa. La mayoría escoge a Camile mientras que otro coge a Mara.

—Me gusta su mirada gélida.

—Eso no es gélida es mirada de perra.—Aclara otro. Miro por encima de sus cabezas como los trabajadores de la cafetería trabajan a destajo para ofrecer comida, haciendo que la mezcla de olores sea algo extraña. No sé que coger ni para cuantos, pero su conversación me atrapa de nuevo.

—No has conocido el hielo hasta que no has visto a la comandante del frío.

—¿Quién?

—¿Perdona? Volkova. Se me está poniendo dura solo de pensarlo.—El del pelo corto y negro se ríe, provocando que los demás se le unan en un murmuro desagradable de risas masculinas que me pone los pelos de punta. No voy a meterme, no voy a partirles la cabeza en dos, porque, aunque la deseen, ella es mía

—Dicen que está casada.—Añade uno.

—Yo también lo he oído.

—¿Con quién?

—Ni idea.

—Marido ausente. Perfecto para abrirle las piernas.

—¡Como si se fuera a dejar! Ella no es que esté en otra liga, es que está en otro universo. No eres ni una molécula en el suyo.—Se ríe otro de los compañeros mientras le da unos golpes amistosos en el hombro. Todos se ríen e incluso aplauden. —¿Camile o Anya?

—¡Anya!

—¿Anya o Mara?

—¡Anya!—Empiezo a recordar la conversación con Anya, diciendo que no había chicos en la base que le prestaran atención. No sé si es tonta y no lo veo, o me mintió descaradamente. Ruedo los ojos con los siguientes comentarios, esforzándome de todas las maneras humanas posibles por no matarlos. ¿Realmente es necesario esta clase de comentarios en un sitio público? Entiendo que tengan opinión y que estén hablando entre amigos pero, joder.

—¡Es que vosotros no os disteis cuenta, hace como no sé, medio año, fue ella quien echo a Wilson del pelotón!

—¿Ah, ella?

—Sí. Fue brutal. Nunca la había visto y mi corazón dejó de latir. No es justo que una mujer así de guapa exista.

—Calma, chico, que no queremos que manches el uniforme.

—¡Si lo mancho tu madre me lo limpia!

Ignoro de nuevo la conversación en la medida de lo posible y cuento cuantos sitios me quedan para poder pedir mi turno. Tres personas y el grupo de niñatos delante de mí. Me ruge el estómago y tengo tanta sed que fácilmente mataría por una cerveza. Sobre todo a los tipos que tengo delante. Uno de ellos se gira y me tiende la mano. Lo miro sin entenderlo y él se ríe.

—¿Eres nuevo?—No sé que responder así que no lo hago. Mueve la mano para que se la apriete haciendo que varios de sus compañeros se giren.—Aún no te han dado uniforme, ¿no? No pasa nada tío, te puedes sentar con nosotros. ¿A qué pelotón te han asignado?

Sangre: Lazos Rotos. ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora