Dos meses después
Miro distraído por la ventana, escuchando como Alex habla sobre como deberíamos alejarnos de todo. Me figuro que la chica en la que estaba interesado desde hace tres semanas le ha rechazado. Hago oídos sordos y me fijo en los niños pequeños que juegan en el parque. No los pienso comparar con nosotros porque les deseo un futuro mejor a esos pequeños que corren jugando entre sí. Se tiran una pelota roja que hace que la niña pequeña tropiece. El niño corre en su ayuda y eso me hace tener que apartarme de la ventana. Me siento en una de las sillas del comedor y miro como Alex camina de un sitio a otro con el móvil en la mano.
—No entiendo como puede pasar de mi cara así.—Dice con la cara triste.
—Pasa tú de ella.
—Si claro, para que se vaya con otro.
—Si ella lo quiere de esa manera, déjala ir.—Me encojo de hombros y él se ríe.
—Vale, lo pillo. Pero no vas a interferir con tu amargura.—Ignoro su comentario. No considero que haya amargura en mí. Hay... Indiferencia. Considero que mis sentimientos han muerto y ya. No necesito sentir para vivir. Puedo trabajar, comer, dormir, beber. No necesito mucho más. No porque tenga orgullo y no quiera reconocer las cosas, sino porque ya me he cansado de echarla de menos, así que simplemente, la he borrado de mí. Mi piel no huele a ella. He borrado todas las fotos de mi móvil. Me he forzado a ignorar las sombras que ha dejado su ausencia, la alegría de su risa o el tacto de su pelo. Me considero nuevo. Maldito pero nuevo. —Sabes, no es por nada pero han pasado dos meses y si sigues ignorándome así, no me quedará de otra que llamarte amigo de mierda.
—Perdona.—Le sonrío y él rueda los ojos.
—No entiendo por qué no quieres hablar de ella. Quizás necesitas sacártela del sistema.
—No sé de qué hablas. He quedado con Olenka y Dasha. ¿Vienes?—Le pregunto y él asiente rápido. Me meto el móvil en el bolsillo y espero a que me siga, apoyado contra la puerta principal. No me molesto a mirarme en el espejo ni a ponerme perfume.
Olenka y Dasha ya han pedido una ronda de cervezas y nos esperan en la misma mesa de siempre. Me niego a tener recuerdos de ella así que me siento en el lado opuesto a la última vez, dejándole sitio a las sombras que ocupan su recuerdo. Sonrío forzadamente cuando me pasan una de las cervezas y le doy un trago largo sin esperar a brindar. Todos se ríen menos Olenka, que es la única que sabe algo sobre lo que pasó. No pude evitar contárselo, aunque muy por encima, obviando casi todos los detalles importantes. Inspiro aire por la nariz y espero a que empiecen a hablar de algún tema tonto.
—Llevábamos sin vernos un par de semanas, chicos, ¿en qué habéis estado metidos?—Pregunta Dasha mirándonos. Yo no respondo porque básicamente me he dedicado a trabajar como mozo de carga en un almacén de alimentos mientras que Alex ha seguido en el gimnasio y conociendo a varias chicas. Me encojo de hombros y doy otro sorbo.
—Estaba hablando con una chica pero... No sé. Creo que no le intereso.
—¿Por qué?—Pregunta muy interesada Dasha. No me puedo creer que después de tantos meses aún no haya pasado nada entre ellos. ¿Es que están ciegos? Evito poner los ojos en blanco o reírme y disfruto de su conversación.
—No quiere quedar conmigo. Me he ofrecido a ir a verla yo. Vive en San Petersburgo pero nada.
—Que le den.—Añade Olenka.—Eres un buen partido, Alex. Si no lo ve, que le den.—Asiento lentamente dándole la razón. —¿Verdad Ilya?—Me mete en la conversación, no sé si con intenciones ocultas pero sonrío y asiento deprisa.
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Sangre: Lazos Rotos. ✔️
RomanceSegunda parte de Sangre: Falso matrimonio. Anya e Ilya deben tomar una importante decisión. Alguien la persigue, la ha marcado como objetivo y deben decidir qué rumbo tomar. El pasado no resuelto les atrapará y pondrá a prueba el amor que se profes...