4.-Anya: ¿Uniones?

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                                                                                                                                                                 +18 🔥


Intento escapar en la cama rodando sobre mi costado pero sus manos me apresan contra el colchón. Me muerde el interior del muslo y chillo por la sorpresa. Se ríe orgulloso de mi reacción y levanta la cabeza, mirándome entre mis piernas. Niego con la cabeza e intento impulsarme con las manos para moverme pero me guiña un ojo provocándome mariposas en el estómago y que me sonroje. Aparto la mirada y me dejo caer sobre la cama, rendida por su fuerza bruta.

—Así me gustas más.—Dice con la voz más exigente que le he escuchado.

—¿Sumisa?

—Abierta de piernas.—Me corrige. Si hubiera tenido comida o bebida en la boca la hubiera escupido como un aspersor en un jardín. Cierro los ojos con fuerza al notar su boca en mi interior, lamiéndome sin piedad sobre mi intimidad más delicada. Sus manos vuelan a los huesos de mis caderas, acercándome con fuerza hacia su cara. La única comparación que aparece en mi mente es un animal salvaje, aferrándose a la comida con las patas. Ilya me devora, haciendo que mis caderas respondan moviéndose alocadas en movimientos que ni yo entiendo. Me sostiene con más fuerza, gruñéndome por moverme. Aprieto el abdomen involuntariamente por el placer de tenerle entre las piernas, lamiéndome entera. Toda mi piel parece erizarse repetidamente, dejándome sensaciones extrañas. Muevo la cabeza de lado a lado, buscando una vía de escape. Gimo cuando siento algo introducirse en mi interior. Bajo la mirada confundida por el tamaño, tengo claro que su pene es más grande. Solo veo una de sus manos por lo que relaciono que son sus dedos.

—Ilya... llevo todo el día sin comer nada, tengo hambre.

—Yo también.—Otro mordisco en mi muslo, asustándome.—Depende de ti. Cuanto antes me regales un orgasmo, antes iremos a comer.

—Joder.—Me doy cuenta de que solo lo he retenido, intentando escapar en lugar de darle lo que quiere. —Entonces, ven y fóllate lo que te pertenece.— Se me pone la piel de punta de nuevo al decirle eso, pero surte efecto. Aleja la cara de mis piernas aunque las mantiene abierta. Su pecho brilla en sudor sacándome un suspiro. Maldito ruso.

—Como quieras, niña.—No me había dado cuenta de que me estaba mordiendo los labios hasta que él tira de mi barbilla liberándolo. Únicamente puedo coger aire con la boca abierta cuando me penetra sin decir nada, en un solo movimiento. Lo miro fijamente cogiendo aire desordenadamente mientras se mueve en mi interior, sujetándome la pierna con fuerza. Sus manos son fuertes, tan viriles que me dan ganas de llorar. Levanto la mirada a las sábanas colgadas, formando un techo improvisado. Solía amar los fuertes que construíamos. Se sentía como si él y yo viviéramos solos, en un sitio donde nada importaba, solo la compañía del otro. Los azules ojos de Ilya revolotean en mi mente sonrojándome.—Eh, mírame. La única razón por la que te follo en esta postura es para poder verte la cara cuando te la meto.— Quiero reírme muerta de vergüenza pero no puedo. La intensidad de sus embestidas y su cara me lo impide. Tiene las cejas muy juntas y la mandíbula apretada. No hay rabia en su cara pero si concentración. Enrollo las piernas alrededor de su cadera y lo empujo contra mi pecho. Alargo las manos de su espalda a su trasero, amasándolo con gusto. Me embiste con tanta fuerza que le azoto en el culo una sola vez. Lo único que consigo es hacerle reír. Mueve una de las manos que usaba para aguantarse en la cama hasta mi cuello y aprieta con fuerza. Trago saliva forzosamente, sintiendo la sangre subir a mi cabeza. Pega el dedo índice sobre mi labio inferior y yo abro la boca para quejarme pero niega dándome una estocada que me desplaza un poco en la cama. —No. Solo puedes gemir mi nombre. Y chillar. Te dejo chillar cuando te corras.

Sangre: Lazos Rotos. ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora