05 - Estoy cerca.

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—Me corrijo, discúlpame.—YoonGi acomodó sus lentes y observó a JiMin fijamente.—Por favor, quédate con nosotros esta tarde. Nada más hasta que Yeonjun se sienta mejor, sí se aleja de ti de golpe probablemente la fiebre regrese y será peor.

—Pero profesor yo...—JiMin iba a hablar, pero unos ronroneos lo interrumpieron por completo, observó al niño y notó lo mucho que disfrutaba estar entre sus brazos.

—Él nunca ha hecho un berrinche así, me refiero, un berrinche de querer estar en los brazos de esta forma.—Señaló.—Nada más lo ha hecho contigo y me resulta extraño porque es un niño muy cariñoso con todos.—Rió suavemente acercándose a Yeonjun para darle caricias en sus cabellos.—Señor Park, creo que usted será un buen padre cuando tenga sus propios cachorros.—Sonrió, JiMin se sonrojó por completo y evitó la mirada del mayor, dedicándole toda su atención a Yeonjun el cual dormía con placidez.

—No lo creo...—Negó con su cabeza.—No creo que pueda llegar a ser un buen padre.

—¿Por lo qué lo dices?

—Po-por nada.—Negó con su cabeza rápidamente.—Solo son inseguridades. Pero...—Murmuró viendo una vez más a Yeonjun que dormía en sus brazos, sus mejillas estaban levemente rojas por la fiebre pero el rubio dormía cómodamente.—, está bien... Pasaré la tarde con ustedes, pero esto solo lo hago por Yeonjun.

—¿Por quién más lo harías?—Era una pregunta trampa, JiMin rodó sus ojos y miró al menor, el cual enterraba aún más su nariz en el cuello del castaño, JiMin rió suavemente y lo ayudó para poderlo cargar de forma vertical.

—Me quedaré con el niño lo que resta del día mientras usted está dando clases.—YoonGi suspiró aliviado, sintiendo un peso menos.

—Muchas gracias señor Park, no sé qué iba a hacer sí te negabas.

—Es un niño y no podría dejarlo ardiendo en fiebre cuando sé que puedo hacer algo por él.—Sonrió dándole un rápido beso en su mejilla al menor.—Estaré aquí en el patio, pero sí quiere puede mandarme mensajes sí no me ve cuando las clases terminen.

—Está bien, muchísimas gracias JiMin.—YoonGi se sentía agradecido con el castaño, sin embargo, una sensación de incomodidad se instaló en su pecho, como sí algo no estuviera bien. Decidió no prestar atención a sus pensamientos y se acercó a JiMin para darle un beso a su hijo de despedida, luego entró a su salón dispuesto a seguir dando clases a pesar de estar más preocupado por su pequeño.

—Muchachos, terminen de resolver los ejercicios por favor. Mientras tanto estaré aquí sentado por sí tienen alguna duda, háganlos con calma y no se estresen, por eso es que no tienen buenos resultados.—Pidió con una voz tranquila, sentándose en su escritorio. Pasaron dos horas más de clases y el timbre anunciando el final de día sonó por todo el salón y el edificio. YoonGi empezó a guardar sus cosas en silencio, pero después suspiró y dijo.

—Por favor, déjenme sus libretas de álgebra aquí para revisar los ejercicios y entregárselos en la próxima clase.—Pidió. Así que todo el mundo aclaró la orden del mayor y al cabo de unos minutos no quedaba nadie en el salón. YoonGi estuvo apunto de salir pero JiMin entró en silencio, con el niño en brazos completamente dormido, tenía sus brazos a un lado de su cuerpo, su boca estaba levemente abierta y sus ojitos estaban cerrados con delicadeza, JiMin le acariciaba la espalda delicadamente para darle más calor y más contacto con su lobo omega.

En verdad estaba funcionando.

—Lleva dos horas dormido, profesor Min.—Dijo orgulloso.

—Yeonjun tiene el sueño muy pesado, así que supongo que es normal que esté durmiendo corrido. Sin embargo dentro de un rato tendré que despertarlo para que se tome su medicina y almuerce.—YoonGi observaba a JiMin con atención, le había gustado mucho que Yeonjun haya estado tranquilo en los brazos del mencionado. Aunque no debería de estarlo, pues, Yeonjun siempre ha sido muy cariñoso pero lo que había hecho con JiMin lo tenía consternado.

El parecido de tus ojos. - YoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora