El parecido de tus ojos. - Yoonmin

10 - El parecido de tu mirada.

JiMin se sentía aún peor, últimamente no había podido dejar de pensar en el cachorro que abandonó. Ha estado tan presente en sus pensamientos mucho más que otros días, eso lo frustraba, le estresaba no poder hacer nada. No recordaba nada, apenas y podía. Cuando intentaba recordar lo único que su mente le mostraba era a él mismo dejando al bebé en quién sabe donde, la crisis nerviosa que le provocó haber dado a luz solo en su habitación fue demasiado fuerte, en un acto de desesperación lo hizo. Entre lágrimas, solo en su habitación, los recuerdos no dejaban de invadir sus pensamientos.

«—Mamá, papá, yo... tengo algo que decirles.—JiMin se acercó a sus padres que estaban sentados en la sala de estar, trabajando como siempre. JiMin tenía catorce, aún, era un dulce omega que ni siquiera había tenido su primer celo, era un niño, un niño al que ya le habían quitado la inocencia.

—¿Qué pasó JiMin? ¿Salió un nuevo videojuego? Dime cómo se llama y ahora mismo lo encargaré.—Dijo su padre sonriéndole.—Nunca nos has dado razones para castigarte o negarte algo, eres un buen estudiante e hijo, lo mereces.

—Es que nuestro JiMinnie tiene la mejor educación, está en la mejor secundaria del país obviamente es elegante y educado.—Su madre sonrió coqueta y echó su larga cabellera castaña hacia atrás.—En fin JiMinnie, ¿Vienes a decirnos para donde quieres celebrar tus quince años? Bueno, yo pienso que estaría bien irnos a Italia dos semanas ¡O Noruega, que hermoso es ese país!

—No papás... yo... es que...—Balbuceó e inevitablemente las lágrimas escaparon de sus orbes avellanas, inconscientemente llevó sus manos a su vientre plano y mordió sus labios.—Yo estoy...—El sonido de un celular sonar interrumpió la oración del castaño, él se calló de golpe y mordió una vez más sus belfos viendo como su papá atendía la llamada con alegría, siempre sonriendo.

—Lo siento campeón, tenemos que volver a la oficina. Pero puedes tomar una de las tarjetas de mi estudio para comprar lo que tú quieras ¿Sí?—Aseguró su progenitor sonriéndole y picando una de sus mejillas, luego sintió unos húmedos labios besarle la frente, cuando ellos se fueron JiMin empezó a llorar.

No sabía cómo les iba a decir que estaba esperando un cachorro, que sería tendría un bebé a tan temprana edad.

Sus padres no estaban nunca en casa y sabía que nunca se enterarían de que estaba esperando un bebé. »

JiMin cubrió su rostro entre sus rodillas y empezó a llorar sobre éstas apretando sus piernas con sus propios brazos con tal de tratar de sentirse bien consigo mismo, sentía que se estaba ahogando, que poco a poco se estaba quedando sin aire. Odiaba su cumpleaños con todo su corazón porque era el diario recordatorio de haber tenido un bebé ese mismo día.

Cuando cerraba sus ojos lo primero que venía a su mente era esa tarde de hace cinco años, tirado en el suelo con las piernas abiertas y él mismo dando a luz con la sangre escurriendo por sus piernas a borbotones. Recordaba sus gritos desgarradores y sus sollozos, sus desmayos de segundos y sus faltas de aire. Había sido horrible, ese día sus papás no estaban y corrió a todo el personal por esa tarde para tener más libertad.

El bebé lloró mucho por el frío que estaba pegándole el todo su cuerpo, además que JiMin no quiso cargarlo si no después de una hora.

Lo último que JiMin recordaba era que cortó el cordón umbilical del bebé, lo envolvió en sábanas azules y lo sacó de la mansión. Ni siquiera recordaba en cuál residencia lo había dejado, no podía recordar porque no sabía lo que estaba haciendo.

Recordaba a la perfección que después de una semana se sintió vacío porque no tenía a su cachorro entre sus brazos, sabía que tenía depresión postparto y fue horrible tener que lidiar con eso solo.