Cinco años después, Corea del Sur - Seúl
Cinco años habían pasado desde aquel entonces, YoonGi estaba en su mejor momento. Nunca pensó que podría ser tan feliz, mucho menos que el responsable de su felicidad sería un niño de tan solo cuatro años y medio, de cabellos rizados y dorados, tenía unos ojos grandes de color avellana y por supuesto la sonrisa más hermosa de todas. YoonGi adoraba a su hijo, para él era un regalo del cielo. Cuando Yeonjun tenía dos años se mudaron a Daegu por motivos de trabajo y también para estar mas cerca de sus padres, sin embargo, luego de un tiempo decidieron que lo mejor era regresar a Seúl.
En ese momento estaban pasando por una mala racha de dinero, al ser nuevos en la ciudad y sin un trabajo estable la situación estaba un poco difícil. YoonGi a pesar de venir de una familia adinerada nunca se sintió cómodo liderando las empresas de su familia, todo lo que tenía se debía a su esfuerzo. Gracias a los contactos de su papá pudo conseguir una entrevista de trabajo y por suerte, había sido aceptado después de varias pruebas así que se sentía aliviado de poder llevar dinero a la casa y seguir como antes.
—¡Papi!—Chilló un pequeño de cabellos dorados y una mirada avellana dulce, corriendo hacia YoonGi. El cual se agachó y estiró sus brazos para recibir a su cachorro.—¿Cómo te fue hoy en trabajo?—Preguntó curioso mientras jugaba con los cabellos oscuros de su papá.
—Muy bien cachorro, mañana es mi primer día de trabajo.—Respondió YoonGi con una sonrisa, esa que tanto Yeonjun amaba ver, porque le recordaba a un gatito.—Y mañana es tu primer día en tu nuevo kinder ¿Acaso no estás feliz, bebé?
—Estoy feliz papi, porque voy a tener nuevos amiguitos.—Sonrió, era una sonrisa geométrica, YoonGi también la amaba y por eso hacía sonreír todo el tiempo a Yeonjun con tal de ver esa preciosa sonrisa.—Papi, te quiero mucho, y entiendo que estamos aquí por tu trabajo.
—Te prometo que serás feliz aquí también, aunque estemos un poquito más lejos de tus abuelitos.—YoonGi acarició las hebras doradas del pequeño omega.—Además sé que tus nuevos amiguitos van a adorarte.
—¡Sipi! Porque yo soy bonito.—Asintió.
—¿Ya te dije lo mucho que te adoro, Yeonnie?—Preguntó con una sonrisa, sus ojos brillaban intensamente cada vez que estaba cerca de Yeonjun. Después de todo él lo había salvado del suicidio, de la muerte en general.
Yeonjun sabía que YoonGi no era su papá biológico, YoonGi lo había decidido así ya que no quería lidiar con problemas a futuro. YoonGi le explicó que era su papá del corazón, que lo amaba porque lo había salvado de muchas cosas. Yeonjun no preguntaba mucho por quiénes eran sus verdaderos padres, pero YoonGi le había dicho que éstos no podían cuidarlo por motivos ajenos a ellos y se lo habían dejado a él. Yeonjun decía que él no necesitaba conocerlos, porque tenía a YoonGi y a sus abuelos a los cuales amaba muchísimo.
—Bueno bebé, vamos a bañarnos para dormirnos porque mañana nos tenemos que despertar temprano. Tú tienes que ir al kinder y yo a mi trabajo.—YoonGi empezó a caminar con el niño cargado en brazos, Yeonjun frunció sus labios.
—¡Papi yo quiero cenar pizza!—Exclamó.
—Bebé, ¿Qué hablamos de comer comida pesadas en las noches?
—Pero mañana es un día especial para los dos papi. Y yo quiero que los dos tengamos una cena especial...—Murmuró jugando con sus dedos mirando al suelo tímidamente. YoonGi rió con suavidad y tomó con delicadeza el mentón de su hijo, alzandolo.
—Está bien.—Aceptó y Yeonjun no pudo evitar sonreír emocionado, chilló de felicidad y abrazó a su papá; aspirando su aroma.—¡Hoy es la última que lo hacemos! Eres pequeño todavía y necesitas comer algo más que pizza.
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El parecido de tus ojos. - Yoonmin
FanfictionYoonGi es un Alfa con un lazo roto después de la muerte de su anterior Omega. Su corazón también está lastimado y los deseos de querer acabar con su dolor lo consumen por completo. Entonces, los llantos de un bebé fuera de su apartamento interrumpen...