Capítulo 35

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Me dolía el estomago de tanto reírme, no creía posible las idioteces que podían hacer ese par borrachos, en defensa del tamaño de su "amigo", Harry me había dicho que no estaba erecto... no sabía si era una buena o una mala señal, por el momento lo dejaría pasar, llegaría el momento de confirmarlo.

Me coloque la mano en la cabeza, me había empezado a doler mientras la distracción de mi interés por la historia se iba, y el doloroso e incomodo recuerdo de ver a Ian decepcionado volvía, una y otra vez, sin darme tregua, estaba segura de que él estuvo a punto de llorar, se podía comparar como cuando le quitan un juguete a un bebe, él tiene ese desconsuelo reflejado en sus ojos y no estás seguro si devolvérselo sería la mejor solución.

Gire mi cabeza y la escondí en mi almohada y grite, grite de la impotencia, de la frustración, de la sensación de que nada iba a estar bien, era una situación que estaba destinada a acabar mal, con dos de nosotros perdiendo a alguien preciado, no importaba a quien eligiera, iba a perder al otro y ese otro me perdería a mí y a su hermano.

Las posibilidades invadieron mi cabeza, tal vez lo mejor era no escoger, arruine una amistad y una relación entre hermanos ¿Qué clase de monstruo era?

Me sentí más débil de lo que estaba, y sentí el aire abandonar mis pulmones, los hipidos y las lágrimas descendían por mi cara y eran absorbidos por la tela enfrente de mi rostro, el fatalismo no era lo mío, pero estaba segura que en ese momento ocupaba cada parte de mi cuerpo, la sensación de ausencia me estaba matando.

—Siempre es más oscuro antes del amanecer— una voz llegó hasta mis oídos, gire un poco mi cuerpo hacia la puerta, Daniel estaba acomodado en la misma posición que Ian hace un par de horas.

—¿Has estado leyendo?— trate de controlarme para responder como una persona normal, no funciono, mi voz sonaba como a un animal herido.

—Me es imposible no hacerlo cuando el idiota tiene una novia obsesionada por los libros y mi hermanita siempre está sumergida en una historia diferente, tengo que acoplarme ¿Sabes?— camino hasta sentarse al borde de mi cama, acaricio mi cabeza y despejo mi cara. Su gesto encendió la necesidad de volver a esconderme, no quería que me viera de esa forma, derrotada sin pelear.

—No creo que tenga solución— miraba al lado contrario de donde estaba sentado, las sombras que las luces de afuera proyectaban solían asustarme antes, ahora me daban paz, era como si nunca estuviera sola, extrañamente me gustaba la sensación.

—No ves las cosas objetivamente— no respondí, no había nada objetivo en la situación —No vas a perderlo, he estado observándolo mucho antes de que su amiguito se levantase por primera vez— reí un poco, Dan nunca me decía algo así a menos de que no viera alternativa para hacerme reír —Puedo decir que te quiere de una extraña manera, no va a dejar que los extraños y asquerosos sentimientos que tengas por el despreciable de Harry Sullivan los arruine, los he visto salir de peleas más cruciales, una chocolatina era un asunto muy serio— reí y me mordí el labio, decidí enfrentarlo y darle un poco de paz —Dale tiempo a que se haga a la idea y de que descubra que solo te quiere proteger de cualquier tipo de dolor— asentí.

—Pensé que te caía mal— dije mientras dejaba que me abrazara, Daniel Reed no era dulce, pero en ese momento estaba a punto de derretirme.

—Aun lo hace— volví a reír —Solo que veo las cosas desde afuera, sé que es un maleducado, que se cree atractivo, y solo es un adolescente con ínfulas de adulto, tengo fe que en su crecimiento al menos haya desarrollado la parte racional y vea que no es el fin del mundo que su hermano sea tu novio porque es tu novio ¿no es cierto?— entrecerró los ojos y me miro con atención.

—Si no lo fuéramos ¿Qué harías?— lo rete, amaba verlo enojado, se veía tan tierno, tan vulnerable, eran las únicas veces que en realidad mostraba lo que sentía.

BrothersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora