Capítulo 8

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—Vaya seguro— repliqué acabando de comer una papa e iniciando a comer otra.

No estaba muy segura de que el plan iba a funcionar, por muy mayor y maduro que fuera Edward, mi mamá seguía siendo... bueno, una mamá y no le confiaría a su única hija mujer a un hombre y menos si estaba bueno, y créanme Harry Edward Sullivan estaba más que bueno.

—Es mi única condición, tómenlo o déjenlo— contestó mi replica mirándome directamente a los ojos.

—Lo tomamos— aceptó Ian sin darme tiempo de replicar u opinar, mi punto de vista no valía al parecer.

—¿Lo tomas, Cassie?— Edward solo esperaba mi respuesta, las verdes piedras preciosas que tenían como ojos no permitían que mis ojos dejaran los suyos, eran casi hipnotizantes.

—Lo tomo, solo espero que mamá acepte— le sonreí, tratándome de dar más animo y fe a mi misma que a él, la necesitaríamos.

O tal vez no.

Yo pensaba que Edward le iba a mentir sutilmente a mi mamá, pero nooo, él fue directo al grano y le dijo a donde íbamos, ¡que iban chicos!, que era una casa afuera de la ciudad y que era porque no queríamos ir al bosque con los demás, Ian tenía los ojos abiertos como platos y con la boca casi llegándole al piso, yo prácticamente estaba igual mientras veía mi esperanza de ir con ellos rota, estúpido Harry y su sinceridad.

—... y eso es lo que haremos— concluyó con la mayor naturalidad del mundo —Obviamente yo cuidare de nuestra Cassie en todo momento, no dejare que ninguno de esos idiotas se le acerquen— dio la sonrisa más brillante del mundo, era un maldito conquistador.

Mi mamá lo miró con cautela tratando de descubrir sus palabras eran ciertas, luego dirigió una mirada a Ian y a mí, nos analizo de uno en uno para darnos su respuesta, nadie sabe cuánto agradecía que ni Daniel ni Jake estuvieran en casa, los dos ya hubieran puesto el grito en el cielo y se habrían negado rotundamente, pero al final mi mamá siempre tenía la última palabra.

—Está bien, solo promete que la devolverás tan virgen como te la llevaste— el rojo cubrió mi rostro ¿Cómo se atrevía a decirle eso? La boca de Ian ahora si estaba sobre la alfombra y las carcajadas de Edward retumbaban por todo el lugar.

—¡Mamá!— grité espantada.

—¿Qué? Solo quiero asegurarme de las cosas— se encogió de hombros como si fuera muy normal del mundo pedir que conserven la virginidad de su hija intacta.

—Te lo aseguro Lena— Edward mostraba sus hoyuelos sin disimulo.

—Más te vale Sullivan— lo miré mal mientras trataba de regular el rojo en mis mejillas que ya estaban ardiendo, no suelo sonrojarme, pero con un comentario de tu madre de ese calibre ¿Cómo no hacerlo?

.

—¿En serio es necesario traer tantas cosas para un par de días?— Edward mordía una manzana recostado en el marco de la puerta.

—Soy una mujer entonces sí, es necesario— continué sacando cosas de mi maleta.

No era como si hubiera traído muchas cosas, solo ropa y unos cuantos productos para la cara, solo estaba sacando los productos para la cara, la ropa se quedaría guardada. No traía maquillaje, no usaba maquillaje, solo en ocasiones y era de mi mamá, pero si cuidaba de mi cara, soy mujer y a veces vanidosa, bueno, tal vez muchas veces.

—Siempre hueles bien, a cereza, ahora veo como lo consigues— se acercó a mí y tomó mi jabón liquido de baño —Pero una cosa es ver el resultado y otra cosa es ver todo lo que utilizas en el proceso— tomó mi shampoo también.

BrothersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora