Separe mis labios de los suyos y sonreí, no estaba enojada con él, ya no más y todo gracias a que Ian me dejo de buen humor, sentí algo frio en mi pecho, un pequeño dije me recordó la noche perfecta que había tenido, necesitaba más cumpleaños como ese.
—¿Eso quiere decir que me perdonas?— su nariz golpeaba suavemente la mía.
—Nop— exploté mis labios en la "p" —Eso quiso decir que estaba de buen humor y no iba a arruinar un día perfecto, el baile fue un detalle muy tierno y te lo agradezco— besé su mejilla y me alejé de su rostro.
—Vamos, nena, ¿Cuando lo olvidaras?— se aferró más a mi evitando mi huida.
—Nunca, tal vez te perdone, pero no lo olvidare, todas las personas lo hacen y no sé como yo sería la excepción— palmeé su pecho e intenté alejarme.
—Yo quiero que seas la excepción, me sentí como basura luego de que te dije eso, aún me siento así— sentí sus dedos clavándose en mi piel, casi gimo del dolor que me provocaba.
—Es tarde, Edward, es mejor que te vayas a casa, mañana hay escuela— dejé que mis labios hicieran contacto con su mejilla una vez más y aleje sus manos de mí, era momento de dormir.
—Por lo menos volviste a llamarme Edward, no sabes cuánto extrañe que lo hicieras— me dejo ir.
—Yo también lo extrañe, buenas noches— di media vuelta bajándome de sus zapatos para luego sentir como mis pies volvían a sentir el frio.
—Buenas noches, nena, ten dulces sueños— asentí mientras volvía al calor de mi habitación con un nuevo regalo.
Cerré la ventana viendo por última vez a Edward, negué con la cabeza y caminé hacia al baño, antes tome un recipiente donde guardaba algunos lápices y lapiceros, sería el florero de mi hermosa rosa azul, lo llene con agua y la puse a un lado mientras cepillaba mis dientes. Miré mi reflejo, mis mejillas levemente sonrojadas y un particular brillo en mis ojos, seguramente mis labios estaban rojos, pero la espuma blanca no me permitía verlos. Examiné todo lo que el espejo reflejaba, el obsequio de Ian aún colgaba de mi cuello, sin duda había sido la mejor parte del día.
Dejé la flor a un lado y tomé el corazón azul entre mis dedos, leí la inscripción "Yo _ _ desde el principio hasta el final" las dos líneas en el escrito me desconcertaban, faltaba algo que él no estaba listo para decirme y no lo culpaba, tal vez yo no estaba lista para escucharlo. Solté mi pelo para recogerlo en un despreocupado moño en mi coronilla, era hora de dormir, tenía un día más para soportar malas miradas.
Unos ojos verdes estaban en frente de mí, tan cerca que estoy segura que nuestras caras estaban a menos de cinco centímetros, mi corazón guardaba una cierta melancolía en mi pecho, un dolor intenso que me estaba partiendo el alma. Las lagrimas se desbordaban por mis ojos sin dar tregua, podía ver la cinta que cubría la herida de su ceja.
"Te amo, solo te amo a ti".
Me senté de repente en mi cama, mi corazón latía como loco, un vacio se apodero de mi, aparentemente el sueño no era terrorífico ni razón suficiente para alterarme, pero las sensaciones que me trasmitían, todo parecía tan real y el protagonista, esos ojos nunca los podría confundir con otros, me había pasado horas observándolos.
Restregué mis ojos, acomode mi pelo en una desordenada cola, mire el reloj sobre mi mesa de noche, sonaría en cinco minutos, me recosté esos minutos sobre la almohada, tape mis ojos con mi brazo derecho y evite echarme a llorar, esa sensación de dolor no se iba, estaba oprimiendo mi pecho y lo odiaba.
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Brothers
Teen FictionCassie Reed ha estado toda su vida rodeada de hombres, desde sus hermanos, sus escasos primos e incluso sus casi no conocidos amigos, así que lo más natural para ella es tener un mejor amigo hombre. Todo se complica una vez que crecen, con alguien m...