Capítulo 18

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-¡Ruby!- Gritó Emma algo molesta por la interrupción de su amiga.

-¿Dónde demonios estas?- Preguntó la otra enfadada- Me tiene preocupada, llevas días sin aparecer por tu casa y sin hablar conmigo.

-Ruby... estoy bien ya me oyes.- Dijo esta para librarse de su amiga.

Regina sonrió ante el desespero de Emma que no parecía poder librarse de su amiga, al menos no sin darle las explicaciones que buscaban.

-Rubia, quiero saber donde estas.- Dijo directamente la mujer.

-Estoy en el barco pasando unos días, necesitaba desconectar y...- Justo cuando iba a decir que estaba acompañada Regina le hizo señales para que no lo hiciese.

-Emma... no le cuentes nada.- Dijo Regina bajando mucho la voz para que Ruby no la escuchase.

-Ruby mañana hablamos...- Cortó Emma colgando el teléfono y dejando a su amiga con la palabra en la boca.- Solucionado.- Dijo Emma dejando el móvil sobre la mesa de nuevo.

-Emma, seguro que Ruby se habrá preocupado por ti, no deberías haberla dejado así. Mándale un mensaje y dile que estas bien.- Dijo Regina con tono de benevolencia.

-No te preocupes está acostumbrada a mis desapariciones momentáneas.- Contestó Emma quitándole importancia al asunto-- ¿Por qué no querías que le dijese que estaba contigo?- Preguntó Emma que a pesar de haberlo intentado no pudo dejar pasar ese hecho.

-¿Qué pensaran de mi o de nosotras?- Contestó Regina bastante segura- Ayer estaba con Danielle y hoy me escapo contigo y desaparecemos, parece una simple aventura y no quiero que nadie juzgue lo que hacemos o sentimos.- Soltó sin pensarlo demasiado.

-Regina... hablamos de Ruby, ella no juzga a nadie.- Dijo Emma acercándose un poco más a la morena para que se relajase.

-No lo sé, Emma. Todo esto va demasiado rápido y yo necesito tiempo para asimilar todos los cambios que se avecinan en mi vida.- Contestó Regina pasando su mano por la mejilla de la rubia.

-Está bien. Lo haremos como tú quieras.- Dijo Emma besando los labios de la morena.- Vamos a salir a cubierta y disfrutamos de este magnífico día.

Ambas se vistieron y salieron, hacía un poco de frío por lo que Emma le dejo una de sus chaquetas a Regina. Las dos se sentaron en la cubierta y charlaron de cosas sin importancia, disfrutando simplemente de la compañía de la otra.

A la hora del almuerzo Emma bajo a la pequeña cocina y comenzó a preparar algo de comer mientras que Regina se quedó en la cubierta leyendo su nuevo libro, no podía negar que le había encantado la sorpresa además de la confesión de Emma. El nuevo libro parecía tener algo diferente a los anteriores, parecía ser más oscuro y duro que los anteriores lo que hizo que Regina se extrañase por esa nueva faceta.

-¿Cómo vas?- Preguntó Regina que había bajado a la cocina al ver que Emma no volvía.

-Regular, digamos que esto no es lo mío.- Confesó Emma que estaba sudando y moviéndolo todo.

-Déjame, creo que has quemado la pasta.- Dijo Regina riendo ante la falta de práctica de Emma.- ¿Cómo pudiste hacer el pastel?- Preguntó recordando lo bueno que estaba.

-Es diferente... los pasteles son fáciles de hacer.- Contestó Emma apartándose para que Regina pudiese acercarse a las hoyas y terminase.

-Esto está ya...- Regina saco la pasta y la aliño con todo lo necesario creando un plato con un aspecto increíble.

-Menos mal... ¿Quieres comer arriba?- Preguntó Emma que había cogido una botella de vino y unos vasos.

-Sí, me gustan las vistas.- Dijo Regina que salió tras ella con los dos platos y los cubiertos en la mano.

Las apariencias engañan.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora