Capítulo 7

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Emma se quedó mirando fijamente a los ojos de la morena, un impulso le hizo darse la vuelta en mitad de las escaleras y un impulso la estaba haciendo acercarse cada vez más al cuerpo estático de la pediatra. Regina no podía moverse, estaba tan tensa que no respondía ante su necesidad de huir.

Emma acortó toda la distancia que quedaba entre las dos y pasando la mano por la cadera de Regina tiro hacía ella haciendo que sus cuerpos chocaran. Colocó su mano en la espalda baja de la morena y con la otra acarició su mejilla, Regina intentó retroceder pero le fue inútil, Emma la tenía bien agarrada.

-Emma...- Susurro intentando mantener la compostura.- ¿Qué haces?- Preguntó intentando otra vez alejarse.

-Lo que he deseado hacer desde que te vi en Granny's.- Contestó Emma con la voz entre cortada.

Acortó las distancias y unió sus labios, fue un simple roce pero que provoco un escalofrío en ambas. Emma sitió cómo el cuerpo de Regina se tensaba en sus brazos al igual que noto como esta aprovechaba ese momento de debilidad para separarse de ella. Emma no podía dejar de sentir su cuerpo temblar con el leve contacto de sus labios, esa era una sensación que hacía muchos años que no sentía. Un miedo irrefrenable a sufrir la abordó.

-¿Pero qué?- Regina se recuperó en ese momento y dio un fuerte bofetón a la rubia que no reacciono.

Emma se giró sobre sí misma y se marchó, dejando a la morena sola en el rellano de su apartamento con la mirada perdida y su corazón latiendo a una velocidad casi imposible.

Regina se recuperó lentamente de lo que había sucedido y cerró la puerta tras de sí, su mente iba a una velocidad vertiginosa haciendo que tuviese que sentarse, en ese momento sólo podía pensar en Danielle y en cómo iba a contarle lo sucedido. Había sentido cosas que no podía explicar pero ella quería a su pareja, la adoraba realmente, ¿Cómo podía sentirse así? Su mente estaba a punto de estallar.

Se tumbo un rato en la cama y se quedó profundamente dormida, el cansancio físico y mental le había pasado factura.

Tras ese sueño reparador no pudo dejar de darle vueltas a todo lo que había vivido unas horas antes. Emma la había besado y por alguna razón no le había disgustado, es más, había provocado sensaciones que le eran totalmente desconocidos. Regina decidió no darle más vueltas a las cosas y se puso a adelantar algunos informes y a mantener la mente lo más ocupada posible.

Pasó el resto de la semana bastante tranquila, se había adaptado bastante bien a su nuevo trabajo y realmente le encantaba, al trabajar en un pueblo empezó a conocer a todos sus pacientes y a sus familias lo que hacía que al salir por la calle todos la conociesen y la saludase, se sentía bien tener a esas personas que la miraban con cariño y admiración. Por suerte para la morena no había tenido ningún tipo de contacto con la sheriff, no quería volver a verla después de todo lo sucedido.

El viernes Mary Margaret paso por la consulta, Neal había estado muy nervios y su madre se había empezado a preocupar por él.

-Buenos días.- Dijo Mary Margaret entrando en la consulta con su carro.

-Hola.- Contestó Regina levantando la mirada el ordenador al oírla.- ¿Qué pasa? ¿Neal está bien?- Preguntó la morena levantándose rápidamente para observar al pequeño.

-Sí, sólo que ya se acabó el jarabe y no sabía si debía seguir dándoselo.- Dijo Mary sentándose en una silla.

-¿Sigue llorando o con fiebre?- Preguntó sacando al niño del carro y tumbándolo en la camilla.

Las apariencias engañan.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora