Había pasado una semana desde que Emma había tenido esa desagradable conversación con Cora, todo había vuelto a la normalidad y no habían tenido noticias de ella. Emma había puesto a August y a Ruby a cuidar de Regina cuando ella no podía, las noches las pasaban juntas. Emma no quería relajarse y había intentado seguir la pista a su atacante pero no le estaba siendo nada fácil, a pesar de contar con el apoyo de la policía de Boston.
Emma estaba bastante frustrada, no encontrar nada hacía que su humor empeorase por momentos, August y Ruby era los que estaban pagando el mal humor de la mujer.
-¡Mierda!- Gritaba Emma andando por toda la comisaria.
-Rubia, como no te relajes te va a dar algo.- Dijo Ruby sentada delante del ordenador revisando de nuevo todos los informes que tenían.
-Ruby tiene razón, jefa.- Aseguró el hombre también que ya estaba mareado de ver a la rubia dar vueltas por toda la comisaria.
-Es que no soporto vivir en esta incertidumbre, sé que esa mujer planea algo y no tengo nada para detenerla.- Dijo Emma dejándose caer en la silla.
-Estaremos preparados para lo que sea.- Ruby conocía muy bien a la rubia y sabía que estaba pasando unos días horribles a pesar de estar con Regina.- Ahora me tengo que ir a la cafetería, mi abuela me necesita.
-No te preocupes, ve. Gracias Rubs.- Dijo Emma mirando su reloj.- Yo iré a por Regina en media hora.
-Adiós.- Dijo August que se había distraído con unos anuncios en el ordenador.
Emma se quedó sentada mirando la pared, había imaginado que Cora actuaría pero no esperaba que hubiese pasado una semana sin tener noticias de ella. La rubia sufría en silencio, ya que no quería contagiar a Regina de la ansiedad que ella estaba viviendo, aun así la morena lo notaba y se lo hacía saber.
Emma llegó a la puerta del hospital y como era costumbre durante esa semana la espero en el aparcamiento. Se pasaba el rato sentada en su coche esperando a que la morena terminase y se reuniese con ella, todo por no tener que pisar el hospital más de lo estrictamente necesario. Ese día no fue la excepción, Regina parecía retrasarse por lo que Emma decidió salir del coche y sentarse sobre el capo para poder ver así la puerta de salida.
-Hola.- Dijo la morena sonriente acercándose a la rubia.
-Hola, guapa.- Dijo Emma levantándose del capo y mirando a la morena. Regina unió sus labios en un beso corto pero apasionado.
-¿Qué tal, cariño?- Preguntó Regina subiéndose en el coche.
-Bien, algo cansada por el día de trabajo.- Dijo Emma arrancando el coche.
-Ha sido un día complicado para todos, el accidente de tráfico hizo que todo se colapsase.- Confesó Regina que había tenido una mañana muy ajetreada.
-La verdad es que sí, por suerte Ruby y August se han ocupado de todo.- Confesó Emma.
-¿Dónde vamos?- Preguntó Regina al ver que Emma no se dirigía a su apartamento.
-Hemos quedado con las chicas para comer- Dijo Emma mirando a la morena que asintió contenta de poder volver a la rutina.
Ambas hicieron el resto del camino hablando de sus trabajos y de lo cansado que había sido su día, Emma no le había contado que no había estado en el accidente porque se pasaba el día investigando a su madre y a sus secuaces.
-Hola, chicas.- Dijo Regina entrando primero y viendo a Ruby, Dorothy y Mary Margaret con Neal sentadas en una mesa.
-Hola.- Contestaron todas a la vez. Regina fue directamente a coger a Neal en brazos.
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Las apariencias engañan.
FanfictionRegina Mills es trasladada al hospital de Storybrooke donde deberá trabajar durante un año, al llegar conocerá a la atractiva y poco convencional Emma Swan. Ambas son polos opuestos pero no podrán evitar sentirse atraídas por la otra. ¿Se quedara en...