Habían pasado más de seis meses y la felicidad inundaba sus vidas, Emma había vuelto a su casa tras pasar un par de semanas más cuidando de Regina, habían decidió que tenían que hacer las cosas bien y eso pasaba por darse su espacio aunque varias noches a la semana no podían resistirse y acababan durmiendo en casa de la otra. La amenaza de Cora parecía haber desaparecido por lo que ambas debían continuar con sus vidas, no quería permanecer a la espera de nada, quería vivir, deseaban ser felices.
Storybrooke se había convertido en su nido de amor, ya todo el pueblo las veía cogidas de la mano o disfrutando de una cena o una salida al parque. Sus vidas eran de lo más tranquilas, Regina había pedido el traslado definitivo al hospital, donde disfrutaba de la tranquilidad y la calma que le daba el conocer a casi todos sus pequeños pacientes y a las pocas urgencias que le correspondían hacer. Por otro lado, Emma había asumido nuevamente el cargo de sheriff tras la reelección del alcalde y Ruby se había convertido en su ayudante, buscando un trabajo que le diese más tiempo libre, además de un mejor suelo y alejarse un poco de su abuela que se había encargado de contratar a una joven en su lugar.
-Buenos días.- Dijo Emma al entrar a Grannys para tomar su café habitual.
-Hola, Emma.- Dijo Granny sirviendo el café.
-¡Emma!- Grito Mary Margaret a sus espaldas.
-No te había visto.- Dijo Emma girándose y abrazando a la maestra que sonreía.- ¿Dónde está Neal?- Preguntó sorprendida de no ver al niño con ella.
-David se quedó con él.- Soltó rápidamente.- Venía a buscarte.
-Dime.- Emma estaba curiosa por el entusiasmo que Mary Margaret tenía esa mañana.
-Tengo lo que pediste.- Dijo la mujer provocando una sonrisa con el mismo entusiasmo que la morena de pelo corto.
-Guárdalo hasta que pueda actuar.- Emma bajo la voz para que nadie se enterase de lo que decía.
-Vale, yo me encargo.- Dijo Mary Margaret sonriendo y mirando a la rubia muy feliz.
-Gracias, que nadie se entere.
-Toma, Emma.- Dijo Granny cogiendo el café dejando un billete sobre la mesa.
-No puedes decir nada, sabes que en Storybrooke los rumores vuelan.- Emma salió del restaurante con Mary Margaret detrás.
-No diré nada, pero cuenta conmigo para lo que necesites.- Dijo Mary Margaret muy contenta.
Emma entró muy feliz a la comisaría lo que no pasó desapercibido ni para Ruby ni para August que intentaron no preguntar ya que sabían que Emma se cerraría en banda y no les diría nada. Tras más de media hora en las que Emma sólo sonreía, Ruby no aguantó más y tuvo que abordar a la sheriff.
-¿Qué tienes, rubia?- Preguntó sentándose en la silla de enfrente.
-Nada, ¿no tienes trabajo?- Preguntó también Emma en un tono acido pero sonriendo al final.
-Mucho... pero no puedo concentrarme sin saber que te ha pasado en esta...- Miró su reloj para asegurarse la hora que era.- media hora que has estado fuera.- Dijo Ruby mirando inquisitivamente a la rubia.
-No ha pasado nada.- Emma se quedó mirando el ordenador para hacerle señales a Ruby de que no quería seguir con ese tema.
-Lo pillo, pero sea lo que sea lo averiguaré.- Dijo mirando por última vez a la sheriff para después volver a su escritorio.
Regina había pasado el día en el hospital, por desgracia había entrado un niño que había sufrido un fuerte traumatismo y habían tenido que operarlo por lo que pasó todo el tiempo a su lado. La presión la estaba dejando agotada y sus ojeras mostraban que no había conseguido descansar demasiado en ese día.
ESTÁS LEYENDO
Las apariencias engañan.
FanfictionRegina Mills es trasladada al hospital de Storybrooke donde deberá trabajar durante un año, al llegar conocerá a la atractiva y poco convencional Emma Swan. Ambas son polos opuestos pero no podrán evitar sentirse atraídas por la otra. ¿Se quedara en...