Capítulo 26

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Habían pasado más de seis meses y la felicidad inundaba sus vidas, Emma había vuelto a su casa tras pasar un par de semanas más cuidando de Regina, habían decidió que tenían que hacer las cosas bien y eso pasaba por darse su espacio aunque varias noches a la semana no podían resistirse y acababan durmiendo en casa de la otra. La amenaza de Cora parecía haber desaparecido por lo que ambas debían continuar con sus vidas, no quería permanecer a la espera de nada, quería vivir, deseaban ser felices.

Storybrooke se había convertido en su nido de amor, ya todo el pueblo las veía cogidas de la mano o disfrutando de una cena o una salida al parque. Sus vidas eran de lo más tranquilas, Regina había pedido el traslado definitivo al hospital, donde disfrutaba de la tranquilidad y la calma que le daba el conocer a casi todos sus pequeños pacientes y a las pocas urgencias que le correspondían hacer. Por otro lado, Emma había asumido nuevamente el cargo de sheriff tras la reelección del alcalde y Ruby se había convertido en su ayudante, buscando un trabajo que le diese más tiempo libre, además de un mejor suelo y alejarse un poco de su abuela que se había encargado de contratar a una joven en su lugar.

-Buenos días.- Dijo Emma al entrar a Grannys para tomar su café habitual.

-Hola, Emma.- Dijo Granny sirviendo el café.

-¡Emma!- Grito Mary Margaret a sus espaldas.

-No te había visto.- Dijo Emma girándose y abrazando a la maestra que sonreía.- ¿Dónde está Neal?- Preguntó sorprendida de no ver al niño con ella.

-David se quedó con él.- Soltó rápidamente.- Venía a buscarte.

-Dime.- Emma estaba curiosa por el entusiasmo que Mary Margaret tenía esa mañana.

-Tengo lo que pediste.- Dijo la mujer provocando una sonrisa con el mismo entusiasmo que la morena de pelo corto.

-Guárdalo hasta que pueda actuar.- Emma bajo la voz para que nadie se enterase de lo que decía.

-Vale, yo me encargo.- Dijo Mary Margaret sonriendo y mirando a la rubia muy feliz.

-Gracias, que nadie se entere.

-Toma, Emma.- Dijo Granny cogiendo el café dejando un billete sobre la mesa.

-No puedes decir nada, sabes que en Storybrooke los rumores vuelan.- Emma salió del restaurante con Mary Margaret detrás.

-No diré nada, pero cuenta conmigo para lo que necesites.- Dijo Mary Margaret muy contenta.

Emma entró muy feliz a la comisaría lo que no pasó desapercibido ni para Ruby ni para August que intentaron no preguntar ya que sabían que Emma se cerraría en banda y no les diría nada. Tras más de media hora en las que Emma sólo sonreía, Ruby no aguantó más y tuvo que abordar a la sheriff.

-¿Qué tienes, rubia?- Preguntó sentándose en la silla de enfrente.

-Nada, ¿no tienes trabajo?- Preguntó también Emma en un tono acido pero sonriendo al final.

-Mucho... pero no puedo concentrarme sin saber que te ha pasado en esta...- Miró su reloj para asegurarse la hora que era.- media hora que has estado fuera.- Dijo Ruby mirando inquisitivamente a la rubia.

-No ha pasado nada.- Emma se quedó mirando el ordenador para hacerle señales a Ruby de que no quería seguir con ese tema.

-Lo pillo, pero sea lo que sea lo averiguaré.- Dijo mirando por última vez a la sheriff para después volver a su escritorio.

Regina había pasado el día en el hospital, por desgracia había entrado un niño que había sufrido un fuerte traumatismo y habían tenido que operarlo por lo que pasó todo el tiempo a su lado. La presión la estaba dejando agotada y sus ojeras mostraban que no había conseguido descansar demasiado en ese día.

Las apariencias engañan.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora