Regina llegó a su habitación algo molesta por la conversación que había tenido con la Sheriff pero no quería pensar más en el tema, realmente era una mujer insoportable y con un poco de suerte no tendría que cruzarse demasiado con ella. Regina se puso su pijama y continuo leyendo, realmente ese libro había conseguido engancharla como ninguno.
A las 9 de la mañana se levantó y se visitó para ir a desayunar con Mary Margaret y ver el apartamento. Minutos después ya estaba sentada en su sitio habitual, había pedido un café y estaba esperando a que su próxima casera apareciese.
-Perdón Regina. Con Neal es muy difícil llegar a tiempo a ningún sitio.- Dijo señalando al pequeño que jugaba con un muñeco en el carro.
-No te preocupes, siéntate.- Dijo señalando la otra silla- Te he pedido un café y un donuts, Ruby me dijo que te gustaban.
-Si, gracias. La verdad es que desde que quedé embarazada no he parado de comerlos- Dijo riendo ante el recuerdo de David levantándose a las tres de la mañana para ir a comprar.
-Me imagino, los antojos deben de ser constantes.- Regina hablo con nostalgia.
-Todo tiene su lado bueno y su lado malo, mi marido sólo verá el lado malo.- Ambas rieron.
-¿Puedo cogerlo?- Preguntó Regina al escuchar a Neal llorar.
-Sí, claro. Le encanta estar en brazos se divierte mucho, por eso cuando se cansa de estar en el carro llora.- Explico la joven mirando como Regina lo cogía.
-Es encantador.- Dijo mirando al pequeño y dejando un sonoro beso en su mejilla que provocó una carcajada en el niño.
-Le caes muy bien.- Mary Margaret parecía bastante alegre- Me disculpas. Mi marido está en la puerta creo que necesita algo, no tardaré. ¿Te quedas con Neal?- Dijo muy confiada.
-Claro, no se preocupa.- Regina contestó bastante alegre.
Regina observó cómo Mary Margaret salía del bar y dejaba un dulce beso en un joven y atractivo hombre que había en la puerta, al mirarlo pudo notar el gran parecido del pequeño con su padre. La morena se giró y empezó a jugar con el pequeño que no paraba de manotear bastante nervioso pero divertido a la vez. Regina le hacía cosquillas y le enseñaba su pequeño peluche de oso lo que hacía que este se moviera aún más y riera, justo cuando Regina iba a coger el chupete del carro escuchó una voz por detrás.
-¿Qué haces con mi ahijado en brazos?- Preguntó una voz que ya era demasiado conocida para ella.
-Buenos días, Sheriff.- Contestó esta sin dejar de mirar al niño.
-Te he hecho una pregunta.- Dijo Emma algo molesta.
-Y yo te he saludado con educación que es lo que debería haber hecho tú.- Soltó Regina bastante enfadada.
-No me voy a repetir.
-Mary Margaret ha tenido que salir a hablar con su marido y ha dejado a Neal conmigo.- Soltó viendo como la rubia se sentaba enfrente suya sin ser invitada- Veo que la educación no es su fuerte, no sé porque me sigo sorprendiendo.
-¿Mary Margaret dejó a su hijo contigo? No me lo creó, si ni siquiera a mí me lo deja.- Dijo la rubia en tono de sospecha.
-Plantéese, sheriff porque no lo hace, le dará las respuesta que necesita.- Respondió la morena bastante orgullosa de sus palabras.
-¿Te han dicho alguna vez lo insufrible que eres?- Soltó la rubia.
-Muchas veces, no hace falta que usted lo diga.- Afirmó Regina que no iba a concederle esa satisfacción a la rubia.
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Las apariencias engañan.
FanfictionRegina Mills es trasladada al hospital de Storybrooke donde deberá trabajar durante un año, al llegar conocerá a la atractiva y poco convencional Emma Swan. Ambas son polos opuestos pero no podrán evitar sentirse atraídas por la otra. ¿Se quedara en...