Capítulo 12

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- Las apariencias engañan, doctora.- Dijo riendo ante la mirada de la morena.- Yo no soy lo que parezco...- Soltó con aire de misterio provocando una risa en la morena.-Estoy a punto de acabar la carrera de periodismo.

-¿En serio?- Preguntó Regina muy sorprendida por la confesión de la rubia.

-Pues claro... No podemos mentir, ¿Recuerdas?- Dijo en tono sarcástico la rubia que se acercó involuntariamente a la morena pero retrocedió segundos después.

-¿De dónde sacas el tiempo?- Regina no sabía muy bien como tomar todo eso, cada vez que sabía algo nuevo de la rubia hacía que se desmontasen todas las ideas que tenía de ella. Estaba debilitando el muro que había colocado a su alrededor.

-La hago a través de internet, sólo voy a Boston para hacer los exámenes.- Confesó la rubia muy orgullosa.

-No deja de sorprenderme, sheriff.- Regina le confesó mirándola a los ojos.

-Me alegro que así sea... pero lo que sobre todo me alegra es haber alejado esa tristeza de sus ojos durante un rato, pero ahora debería de irme es tardísimo y mañana tengo que trabaja.- Emma se levantó y comenzó a recoger todos los platos.

-No se preocupe, yo recogeré.- Dijo Regina mirando a la rubia moverse ágilmente por su cocina.

-¿Nos vemos mañana?- Preguntó una vez que se encontró con la morena en la puerta.

-La invito a cenar, al final ha ganado usted.- Dijo Regina sonriendo ligeramente pero extasiando a la rubia.

-Perfecto, yo traigo el vino y algo de postre.- Aseguró Emma mirando feliz a la morena.- Buenas noches, doctora.- Dijo acercándose a ella y dejando un suave beso en su mejilla.

-Buenas noches, sheriff.- Contestó la morena enrojeciendo por el gesto de la rubia.

La morena se fue a dormir nada más marcharse la rubia, había pasado una buena noche aunque no quería admitirlo.

Regina pasó el día entero en casa cuidando del pequeño y haciendo limpieza, tras haber recibido la habitual llamada de Danielle se puso a cocinar, no le apetecía demasiado hablar con ella seguía muy molesta por la forma en la que se había ido y tenía que reconocer que estaba bastante nerviosa por la cena que tendría con la rubia esa noche. La noche anterior había sido muy agradable y había hecho que cambiase un poco la opinión que tenía sobre Emma. Había decidido preparar una de sus lasañas, mientras que Neal se había dormido ella se movió ágilmente por toda su cocina, hacía un tiempo que no cocinaba pero realmente le encantaba y la relajaba.

Había decidido preparar además una sabrosa ensalada cesar para acompañar a su plato principal, ya había puesto la mesa con sus mejores platos y cubiertos, cuando terminó con eso sólo quedaba esperar a que la lasaña estuviera en su punto así que se fue a su dormitorio para vestirse, había decidió ponerse una de sus elegantes faldas negras con una blusa blanca, aunque al abrir el armario las dudas la estaban poniendo nerviosa, todo le parecía o demasiado elegante o demasiado dejado, nada parecía gustarle así que volvió a su idea original. Neal estaba muy tranquilo en el carro jugando con sus juguetes aún faltaban un par de horas para que le tocase cenar y la rubia debía estar a punto de llegar, nada más pensar eso el timbre sonó.

Regina en un movimiento rápido apagó el horno para que la lasaña no se quemase, de camino hacia la puerta se miró en el espejo colocando bien su pelo a pesar de estar peinado a conciencia. Abrió la puerta y se encontró a Emma con su pelo suelto, unos elegantes pantalones negros y una camisa blanca metida por dentro dejando ver su correa roja a juego con sus botas, estaba espectacular pensó Regina pero apartando esa idea lo más rápido que pudo.

Las apariencias engañan.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora