La vuelta a Storybrooke fue más difícil de lo que ambas podían imaginar. Regina había pasado un fin de semana increíble, a pesar de casi no salir de la habitación de hotel, no deseaba volver a la rutina y al trabajo le hubiese encantado poder pasar unos días más con Emma, alejada de todo y de todos. Emma por su parte no llevaba demasiado bien el haber desvelado su identidad y ese fin de semana había sido simplemente Emma y no la escritora de éxito por lo que también deseaba haber alargado su estancia en Boston.
-Buenos días.- Dijo Regina abriendo la puerta de su apartamento para ver a Emma con un café y una porción de tarta en su mano.
-Hola, amor.- Emma entró al apartamento y le dejo un beso en los labios a la morena que sonrió.
-¿Cómo has pasado la noche?- Preguntó cerrando la puerta y alcanzando a la rubia en la cocina.
-Horrible, no entiendo porque no podemos dormir juntas todo el tiempo.- Dijo Emma tendiéndole el café a la morena.
-Emma, sabes que nuestra relación está marchando muy rápidopero no quiero precipitarme tanto.- Dijo Regina mirando a la rubia con una sonrisa.
-Lo sé, tendré paciencia. Además vamos a casarnos.- Gritó Emma levantando la mano con su anillo en el dedo.
-Eso es cierto.- Dijo Regina sonriendo y mirando el anillo en su dedo.
-No hemos hablado de fechas este fin de semana, pero me gustaría que tú decidieses, Regina.- Dijo Emma acariciando la mejilla de Regina que se había sentado a su lado para desayunar.
- Emma Swan, no hemos hablado nada este fin de semana.- Contestó Regina tirando de su labio inferior con sus dientes.
-Te ha encantado- Soltó Emma pasando su lengua por los labios de la morena.
-Por supuesto, ¿Cómo no iba a encantarme?- Dijo Regina sonriendo mientras se comía un trozo de tarta.
-Ahora en serio... Quiero que decidas la fecha.- Emma sabía que si seguía jugando con Regina ninguna de los dos llegaría a trabajar.
-Esta noche te invitó a cenar y lo hablamos tranquilamente ahora llego tarde al hospital- Aseguró Regina mirando su reloj.
-Cierto, lo siento. Te llevo.- Emma se levantó rápidamente cogiendo el vaso de papel con su café y el de Regina.
-Voy a por el bolso.
Ambas llegaron al hospital, Regina dejo un beso en los labios de la rubia y se despidió de ella, hoy tenía un día largo y no podrían verse hasta la noche, la falta de personal del hospital de Storybrooke hacía que los médicos disponibles tuviesen que hacer más horas de guardia.
Regina entró en su consulta bastante tranquila, el fin de semana le había sentido de maravilla y estaba muy relajada, se colocó su bata blanca para no manchar su vestido con sus pequeños y adorables pacientes.
-Adelante.- Dijo Regina al escuchar su puerta sonar.
-Buenos días, doctora. – Dijo una mujer que entro con un pequeño niño de no más de seis meses en sus brazos.
-Hola, ¿Qué le sucede al pequeño?- Preguntó la morena mirando al niño que parecía algo flojo.
-Estamos de vacaciones en el pueblo y creo que no le ha sentado bien el viaje, ha vomitado todo lo que ha comido y no quiere tomar nada más.- Explicó la mujer.
-Túmbalo en la camilla, voy a hacerle una revisión rutinaria.- Regina se acercó al pequeño y le hizo todas las pruebas que le parecía necesarias.- No parece tener nada, si me dice que ha hecho un largo viaje puede haberse mareado o sentirse mal.- Regina cogió al niño en sus brazos.- Le daré un jarabe para que no vomite más, intente darle pequeñas dosis de biberón para ver cómo reacciona. Si siguiese sin querer comer mañana pásese de nuevo por aquí y le mandaré algo distinto.- Dijo Regina entregándole al niño que manoteaba y dándole la pequeña receta.
ESTÁS LEYENDO
Las apariencias engañan.
FanfictionRegina Mills es trasladada al hospital de Storybrooke donde deberá trabajar durante un año, al llegar conocerá a la atractiva y poco convencional Emma Swan. Ambas son polos opuestos pero no podrán evitar sentirse atraídas por la otra. ¿Se quedara en...