El Hombre Sin Miedo (Saga: El Cazador Libro#2)."Actualizaciones Lentas""

Capítulo 23 "La Arena del Destino"

26 de Julio del 2019.
Venezuela. Estado Lara.

—Esto es inusual.

Volkner vió con cierta sorpresa las barreras de sombras, que dividian aquella bóveda donde el trío se separó. Juliette vió aquello con sorpresa, la magia era muy amplia y versátil. Tocó aquello, que se veía frágil pero que tenía la dureza de la roca.

—Volkner.

—Lo sé, Aldrich.

El puño del señor del Abismo fue rodeado por un aura rojiza de pura energía mágica. Lo cerró y con fuerza lo estrelló contra aquella pared. La energía del puño se transfirió al muro oscuro , fueron solo segundos antes de que se astillase cual cristal para luego romperse en fragmentos que se hicieron nada en el aire.

Juliette y Marline veían aquello con asombro. Aldrich se lo esperaba, Volkner a pesar de no demostrarlo tenía un gran poder.   Sin más tardar, ingresaron en aquella estancia. Ante ellos, solo un túnel se mostraba abierto. El del centro. Los otros dos fueron cerrados por muros de piedra.

—Esto es una sutil indicación de ir por ese túnel—Señaló Rosamund, al único que estaba abierto.

Volkner frunció el ceño, reanudando la marcha. "Aguanta Víctor, ya estamos en camino" se dijo mentalmente.

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26 de Julio del 2019.
Venezuela. Estado Lara.

Aquella estancia era algo enigmático para Cesar. Su mente analizó con rapidez, buscando lógica al lugar. Como cuando planeaba algún ataque con el cazador o resolvía algún problema personal. Llegó a la conclusión de que aquello, no era más que una galería en honor. ¿En honor a que? Habían relieves en las paredes, estaba aquel casco y esa hacha. Honor a un guerrero ¿Pero cuál Guerrero? ¿Uno renacido? Y aquel extraño fuego de allí dentro. Vió los pilares y como una especie de plataformas superiores dividían aquella habitación, aquel piso superior tenía una salida. Recordó que no tenía tiempo que perder, debía buscar una forma de continuar su camino. Avanzó, acercándose a ese extraño fuego azul el cual ya no tenía su atención.

—Al fin llegas, mi portador.

Una voz gruesa, profunda, fantasmal llenó su cabeza, alertandolo. Rápidamente se colocó en guardia, girándose, su linterna arrojó luz sobre la oscuridad. Más allí no había nadie. ¿Quien le había hablado?

—No creo que esa arma tuya sea muy efectiva contra un Dios de la Guerra.—La voz parecía burlarse de él—Ademas, estoy detrás de ti.

Se giró nuevamente con brusquedad, aunque la sorpresa de lo que vio le hizo trastabillar unos pasos hacia atrás. Apuntó con su arma, sin miedo alguno, a la figura que ahora estaba frente a él.

—¿Que mierda...?

Aquel extraño fuego fue reemplazado por la gran figura de un ser humanoide, de unos cuatro metros de alto. Su musculatura era impresionante. Su cuerpo era hecho de aquel fuego azulado que parecía rugir y deformarlo cada tantos segundos. Su cabeza estaba cubierta por un casco espartano, con dos grandes cuernos, dejando ver solo dos puntos de luz que hacían el papel de ojos.

—A la... Mierda..

El grandulon observó con asombro aquella enorme figura. El ser parecía estudiarlo. Su mirada, parecía ir más allá de solo lo físico, parecía ver su alma e incluso más, más allá. Ver algo que no cualquier ser podría. Parecía medirlo, categorizarlo.

—He esperado, siglos, por un digno portador. Al fin, has llegado a mi.

—¿Digno portador? No, no creo que te estás equivocando—Cesar se alejó unos pasos, precavido—Además ¿Quien eres tú?