Capítulo 27 "La Titanoboa"

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5 De Enero del 2020.
Este de Japón. Villa Crestfallen.

Víctor llevaba ya seis meses en Japón. Aún recordaba como los dolores de sus fibras musculares al romperse, por el entrenamiento, le habían causado. Pero poco a poco su cuerpo se adaptaba, sus músculos crecían, se volvía más fuerte y resistente. No podía quejarse de su bienvenida, fue bien recibido por la pareja de adultos. El hogar tenía una calidez encantadora, aunque no se dejaba llevar. Cuando conoció a Takeshi, supo, por el tono de voz y por su mirada, que sería duro y disciplinado con el cazador.

Si, el dolor formaría parte de su entrenamiento a partir de ese momento. Eso y la fatiga, el cansancio. Los primeros trotes fueron cortos y no hicieron tanta mella en él, cosa que Takeshi no tardó en notar. Luego las tardes estaban llenas de exhaustivos ejercicios y prácticas de combate cuerpo a cuerpo. Por igual, la distancia de los trotes aumentaba, al igual que la exigencia en los ejercicios y entrenamientos.

No fue sino hasta esa mañana del 5 de Enero cuando Víctor había salido a trotar solo.

El joven, tras cumplir con su rutina matutina de levantarse, tomarse un café y vestirse, había salido a la entrada de la villa. Aquel día no tenía ni una nube en el cielo. El sol saldría pronto. Disfrutó de la fría brisa que acarició su rostro. Aún no tenía a Kaiser, pero para ello solo faltaban tres meses.

—Buenos días.

—Victor, buenos días ¿Dormiste bien?—Preguntó Takeshi cruzado de brazos.

—Bien, con un poco de dolor en la espalda, ya sabe, lo típico—Le restó importancia el cazador.

—Si, ya se te empiezan a notar cambios notorios—Observó Takeshi tocando y apretando el antebrazo del joven—En fin, hoy vas a trotar solo, ya sabes que ruta seguir y evita el río.

Víctor asintió, desde que había llegado, Takeshi le había ordenado trotar solo por el bosque. Siempre evitando el río. Así pues, en lugar de aumentar el recorrido, aumentaba las vueltas. Sin mucha dilación Víctor comenzó a trotar desde la entrada a la villa.

La brisa impactaba contra su rostro y agitaba los árboles. Vió hojas caer, la fauna local a la cual ya se había acostumbrado se dejó ver. En el camino de tierra, evitando cualquier mal paso u obstáculo.

Siguió trotando, sintiendo su cuerpo ya caliente, con la sangre corriendo por todo el organismo. Se encontró con la bifurcacion de los caminos. Hasta sus oídos llegó el rumor del río, el cual hasta el momento no conocía pues tenía órdenes estrictas de no acercarse a esas aguas. Por un momento se detuvo, dirigiendo la mirada a aquel camino. "¿Que habrá en esas aguas"? Se preguntó Víctor.

—Alwyrm—Llamó Víctor a su guardián.

—Crees que tengo idea alguna de lo que hay en esas aguas—Se adelantó el dragón—Lamento decirte que no.

—¿Ni una hipótesis?—Indagó Víctor.

Al no obtener respuesta del dragón, Víctor bufó y retomo el trote, tomando el camino que se le había indicado. Giró, continuando por un camino de tierra. Metros más adelante en el trote, la vida gutural del dragón retumbó en la mente del cazador.

—Tal vez una especie de mounstruo marino, un guardián.—Divagó Alwyrm.

—Interesante...
 
A las diez vueltas, el sudor cubría gran parte de su tren superior, acumulándose en su frente, pecho y espalda. El sol ya estaba impactando sobre el bosque con su típico calor que solo ayudaba a que el cazador sudara más. A las veinte vueltas, ya sentía sus pulmones arder, como se le dificultaba respirar, inhalar parecía algo de lo más difícil. Al terminar la última vuelta, de apoyó en la verja de entrada a la villa, respirando fuertemente. Se quitó el suéter y la camisa empapadas.

El Hombre Sin Miedo (Saga: El Cazador Libro#2)."Actualizaciones Lentas""Donde viven las historias. Descúbrelo ahora