RESILENCIA

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"Todo depende de cómo vemos las cosas y no de como son en realidad"
Carl Gustav Jung

Aquella mañana de otoño no se parecía en absoluto a lo que Louis había imaginado, despertar con Harry durmiendo encima de su pecho parecía ahora más lejano de lo que alguna vez había sido.

Suspiró apoyando su frente sobre el cristal de la ventanilla del coche, el sol aún no había salido y todo marmore parecía completamente desierto; no sabía muy bien que hora debía de ser, pero estaba seguro que no pasarían las 4 de la madrugada. A pesar de la noticia, sus párpados pesaban y tenía que luchar con todas sus fuerzas por no caer en los brazos de morfeo mecido por el vehículo en el que viajaban.

Desvió la mirada unos segundos hacia los asientos delanteros dónde Liam y Harry hablaban entre susurros y erráticos movimientos de cabeza. Bajo la suave luz de la luna, Louis podía comprobar como la vena del alfa se marcaba furiosa en el lateral de su cuello, aquello siempre ocurría cuándo Harry enfurecía, él de hecho solo lo había visto así el día eb que acudieron a la cena en la casa Styles; lugar al que ahora se dirigían.

Al escuchar las palabras de Liam, Harry no había tardado ni dos segundos en caminar hacia la habitación dónde Louis se escondía, tenderle una chaqueta para resguardarse del frío y tomarlo de la mano hasta el coche ¿suponía aquello que sin Desmond ya no debían esconderse? ¿Todos sus problemas habían muerto con él? Definitivamente lo dudaba, algo le decía que aquello no había hecho más que empezar y que todo lo anterior no había sido más que un juego de niños.

"Estamos llegando a la frontera" anunció Liam apretando con fuerza el volante "Será mejor que me dejéis hablar a mí"

Louis asintió en silencio, no era como si él realmente tuviera previsto decir una palabra.

El omega se removió en su asiento en busca de una postura más cómoda que le permitiese cerrar los ojos por unos segundos, debía prepararse mentalmente para lo que estaba por venir; no sería nada fácil, eso podría jurarlo. Decir que no le asustaba volver a ese lugar hubiera sido una gran mentira, pero era consciente de que aquella casa de los horrores era parte de la vida de Harry y si él tenía que tragarse todos sus miedos para ser el omega que el rizado necesitaba, realmente lo haría.

Un tacto cálido sobre sus muslo izquierdo consiguió que se obligara a abrir lo ojos y aunque aún algo desubicado por el sueño, logró enfocar los ojos verdes del alfa observándolo con el rostro completamente serio. Harry llevaba el cabello recogido en un moño que hacía que sus acciones se vieran aún más duras y afiladas de lo que realmente eran, se veía imponente; nadie podría haber negado que era el heredero de la familia Styles.

"Estamos a punto de llegar, deberías abrigarte. No quiero que cojas frío"

Louis asintió mientras cubría con su mano un somnoliento bostezo.

"De hecho ya estamos aquí" anunció Liam haciendo que Louis se interesara repentinamente por la vista desde su ventanilla.

Ni siquiera se había dado cuenta de que habían pasado la frontera ¿cómo es que los habían dejado pasar? Él no tenía la marca en su brazo, y dudaba que alguien le hubiera firmado el permiso de paso; ni siquiera el guardia le había comunicado el horario que debía cumplir.

La bonita arboleda que daba la bienvenida al recinto Styles comenzó a rodearlos una vez que el vehículo hubo cruzado el dorado portón de entrada con el emblema familiar; a diferencia de la última vez que Louis cruzó aquel portón nadie los había parado para verificar sus identidades, por el contrario estaba completamente abierto y sin vigilancia alguna. El gran jardín de rosales dejó paso a la masiva construcción en piedra caliza y mármol; la joya de La Corona.

PECADOS CAPITALESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora