PECADOS CAPITALES

AMANECER

Un suspiro ahogado escapó de sus labios al sentir como las yemas de sus dedos   se deslizaban caprichosas por la extensión de su pecho, torturando y arañando cada recodo de su blanquecina piel mientras la boca del moreno amortiguaba los gruñidos que su lobo interior reclamaba.

"Tan ruidoso como siempre" esbozó aquella sonrisa con la que tantas noches había soñado mientras su cuerpo añoraba sus caricias; aquella sonrisa que lo había tormentado desde la primera vez en que sus ojos pudieron apreciar tal obra de arte. "Recuérdame por qué dejamos de hacer esto"

Tuvo que esforzarse por no soltar un quejido cuándo el alfa alineó su miembro contra su sensible y enrojecida entrada. Cerró los ojos con fuerza y apretó la mandíbula a la espera de que aquella presión se convirtiese en el placer por el que su cuerpo tanto había rogado.

"Huiste" dijo con un hilo de voz al sentir como su interior se estiraba para acoplarse a la anchura del moreno.

Aunque no podía verlo debido a la posición que ocupaban sabía que estaba sonriendo; en su cabeza podía imaginar sus mejillas sonrojadas debido al calor que emanaba de sus cuerpos, su pelo revuelto y sus ojos brillantes bañados por la lujuria. Una auténtica preciosidad.

"Cierto cariño" arremetió con más fuerza causando que un golpe seco hiciese eco en la habitación. "Pero ahora estoy aquí de nuevo"

Eso fue lo último que pudo escuchar, o al menos lo último con coherencia que el moreno logró pronunciar, puesto que a los pocos minutos el despacho se hubo convertido en testigo de sus gemidos y frases sin sentido arrastradas por la mismísima locura y el más carnal deseo.

Sus ojos se abrieron repentinamente al sentir como una ráfaga de aire helado acariciaba su cuerpo. Su respiración completamente agitada y la oscuridad que bañaba la sala le hacía sentir completamente desorientado ¿cuándo se había quedado dormido? Solo recordaba haber pasado por su despacho para revisar unos documentos antes de ir a su habitación, ni siquiera era consciente de en qué momento el sueño lo había llevado a apoyar la cabeza contra la madera de su escritorio.

Frotó sus ojos con fuerza intentando apartar los vestigios del sueño y ver con una mayor claridad; a juzgar por como el sol ya había aparecido de entre las montañas no debían ser menos de las 7, lo que suponía que en menos de una hora debía estar listo para la reunión con el Consejo.

Un tirón en la parte baja de su abdomen le inidicó lo que inconscientemente él ya sabía; una buena ducha fría no le iría nada mal para despejarse.

Un leve tintineo le obligó a apartar sus pensamientos y mirar hacia una de las esquinas de la habitación.

"¿Soñando conmigo cariño?"

Los ojos del moreno se clavaban sobre él como si de un león frente a su presa se tratara, mientras agitaba un vaso continente de un líquido oscuro. Zayn siempre había sido un chico cautivador, pero los años realmente le habían sentado bastante bien; es más, Liam podría asegurar que el moreno se encontraba en su mejor momento.

"Lárgate" gruñó mientras se ponía en pie dispuesto a ordenar los documentos antes de ir a por su necesaria ducha.

No podía creer que el chico tuviera la poca decencia de aparecer en su despacho tras lo sucedido en la cena. Liam simplemente no podía creer como Zayn lo había vuelto a engañar, quería golpearse por ser tan tonto de tropezar con la misma piedra de nuevo ¿Cómo había podido pensar que había cambiado? La historia volvía a repetirse y de nuevo él era el perdedor del juego al Zayn tan bien sabía jugar.

Con parsimonia el chico se puso en pie tras dar el último sorbo al vaso de whisky que Liam suponía que no debía ser el primero a juzgar por su horrible aspecto y sus ojos enrojecidos. Liam temió por un momento que se desplomase, pero Zayn tan solo se tambaleó levemente antes de conseguir sostenerse a la pared.