RAMÉ

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Siempre había amado el silencio, en todas sus formas y momentos; amaba cuándo las palabras eran sustituidas por hambrientas miradas cargadas de sentimientos y declaraciones. El silencio era uno de los mayores placeres de la vida para Harry, una especie de desafío al caos en su cabeza y a la voces que jamás parecían callarse, pero aún así el silencio era algo divino.

Últimamente, su silencio se había tornado en un revoltijo de respiraciones descompasadas y gemidos inconscientes; que lejos de desagradarle, se había convertido en su nuevo silencio favorito, el silencio de Louis durmiendo sobre su pecho.

Cuándo nadie lo veía y el omega estaba lo suficientemente dormido como para percatarse, a Harry le gustaba mirarlo durante horas, reparando en como los haces de luna que se colaban por la ventana iluminaban su delicado rostro, endureciendo aquellas facciones que aún quedaban ocultas en la oscuridad de la habitación. Sonreía como un tonto cuándo la criaturita arrugaba la nariz en sueños, molesto por algo creado en su propia e insaciable imaginación.

Para Harry, aquel silencio era sinónimo de paz, sinónimo de seguridad, sinónimo de felicidad. Aquel silencio no era como lo demás, era su silencio, suyo y de su omega; el sonido más bonito del mundo.

Por eso, cuándo aquella noche la voz de Louis lo despertó, no pudo evitar sentir el miedo correr por sus venas; su lobo interior poniendo en alerta todos sus sentidos. Apenas fue consciente de lo que pasaba para cuándo el omega ya se encontraba sobre él, clavando de forma desmedida sus uñas en la carne descubierta de sus hombros. Louis miraba en todas direcciones como si buscara algo invisible, algo que solo él podía comprender.

"Está gritando" susurró. Harry podía sentir el pánico en su voz "Alguien está gritando Harry, está sufriendo; puedo escucharlo"

Quedó unos segundos en silencio esperando escuchar aquello de lo que hablaba el omega; nada.  A veces olvidaba que los omegas tenían los sentidos mucho más desarrollados que ellos.

"Harry tenemos que ayudarle, tenemos que hacer algo" la mirada azul del omega se clavó sobre él, sus ojos aún hinchados por el sueño. Harry lo sostuvo por la cadera evitando que el alfa consiguiese salir de la cama, no tenía ganas de perseguirlo por toda la casa.

Pasó su mano libre por su rostro, intentando apartar los últimos vestigios del sueño y encontrar las palabras exactas para abordar la conversación que había estado aplazando desde su llegada.

El omega intentó una vez más zafarse de su agarre, gruñendo sonoramente al encontrar la retención en el brazo del alfa; tironeó un poco más de él aún siendo consciente de que no conseguiría su propósito.

"Déjame salir, tengo que ayudarle" dijo frustrado al no entender el comportamiento del mayor.

"Louis, para" tuvo que esperar unos segundos a que el castaño se diese finalmente por vencido "No necesita nuestra ayuda, está todo bien"

Louis giró sobre su cintura, clavando su mirada confusa en los ojos del mayor.

"Pero yo lo he..."

Harry suspiró pesadamente, negando con la cabeza. Esto sería más difícil de lo que imaginaba.

"Ya sé lo que has escuchado, pero no tienes de qué preocuparte. En unos minutos dejará de gritar, solo estará asustada " Pasó la yema de sus dedos por el hombro del omega de forma distraída, concentrándose en las pecas que decoraban su piel. "Estoy seguro de que Maura ya habrá ido a asegurarse de que todo esté bien"

Louis ladeó su rostro, esperando a que Harry continuase. Realmente no estaba entendiendo nada ¿qué era lo que el alfa intentaba explicarle? ¿Y por qué parecía incapaz de decirlo?

PECADOS CAPITALESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora