LA SEÑORA DE EIRE

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El corcel con su respiración agitada no disminuía su velocidad a pesar del cansancio, la guerrera podía sentir entre sus piernas la potencia del animal y también podía sentir su miedo. Sabia del peligro que les pisaba los talones a ambos. Ceder al cansancio, una equivocación, podía significar la muerte.

Al menos diez lobos tras de ellos a corta distancia, podía olerlos, podía oírlos gruñir.

Sabía muy bien que si no lograba atravesar el bosque tal vez fuera su fin. Tomo las riendas con una mano y con la otra apretó la empuñadura de su espada, su cuerpo se tensó en estado de alerta. Fue justo en ese momento que un gran lobo negro salto por encima de su cabeza casi derribándola. Arqueando su cuerpo hacia atrás y moviendo ágilmente su espada logro abrir su abdomen sintiendo como la sangre bañaba su rostro y se pegaba a su pelo.

A lo lejos el límite del bosque se divisaba. Apretó las rodillas sobre el caballo aumentando la velocidad. 5 vampiros se habían adentrado al bosque. Solo ella llegaba a su fin sin saber el destino de los otros.

Cruzo el límite y se adentró al territorio de Eire, tierras de su familia, Gobernada por su padre, Lionel.

Siguió a velocidad hasta llegar al lago donde se detuvo. Ya nadie la seguía, hasta sintió a su caballo relajar sus músculos.

- Ya bonito estamos a salvo. Acariciando a su corcel y viendo hacia sus espaldas. De pronto se tensó, el caballo al sentirla se puso nervioso. Espada en mano se irguió separo las piernas y espero. De entre los arboles vio a su prima Sam acercándose al galope, seguida de cerca por su hombre de confianza Vigo.

- Lena. Me alegra verte. Descendió de su caballo y la envolvió con sus brazos, su prima Lena era una hermana para ella. La única persona a quien podía llamar familia. La única según ella que se lo merecía.

A su vez Lena al sentir el abrazo de su prima sonrió. Sam también era su hermana, su mejor amiga y confidente. Mirando hacia la espalda de Sam pregunto.

- los demás?

- solo nosotros mi señora respondió Vigo.

-Debemos apresurarnos, no falta mucho para que caiga la noche y los Lukwos (lobos) se vuelven cada vez más atrevidos. No debemos arriesgarnos, no con la información que traemos. - monten, nos vamos. Ordeno la mujer llamada Lena.

Volvieron a cabalgar ya no con la prisa anterior. Pero si con el apremio de llegar a destino. El gran castillo se divisa a lo lejos, Sam sonríe y mira hacia un costado el rostro de Lena.

En todo el territorio no hay mujer más hermosa, sus largos cabellos tan negros como la noche, sus labios rojos sangre, resaltan sobre su piel blanca inmaculada. El verde profundo de sus ojos, transmiten paz y en combate son de una fiereza sobrenatural. No es de extrañar el porqué se libraron duelos para obtener su atención.

Desmontaron de prisa y se adentraron en el castillo. En el salón principal se encontraba el líder del clan con sus consejeros. Últimamente habían ocurrido una serie de ataques y no solo de parte de los lobos o como solían llamarlos en la antigua lengua, los Lukwos. Sino también de los humanos de los que se sospechaba una alianza con una bestia aulladora.

_ Padre, caballeros saludo Lena con una inclinación de cabeza.

_Hija mía. Sam, sean bienvenidas, acérquense por favor. ¿Qué noticias nos traen? Con toda seriedad apremio el líder.

_ Padre, las negociaciones fueron un éxito. Dentro de una semana estará llegando el cargamento, con armas, materias primas. Y esclavos.

_ Bien, muy buen trabajo. Aclamo el líder, sobresaliendo su voz sobre el murmullo de comentarios y felicitaciones.

_Hay más Padre. El clan de Artai en Kildare ha caído. El gran salón se llenó de voces unos hablando sobre otros.

_ ¡SILENCIO! ¿Cómo pudo ocurrir tal cosa? ¿Quien? Grito dando un feroz golpe a la mesa.

_Lukwos y luego humanos.

_ Artai ? . Interrogo Lionel con los dientes apretados

_ Muerto. Solo su hijo Brigo sobrevivió a su familia. Llegaran con lo que pudieron rescatar de los ataques y una treintena de personas de clan con él. Piden unirse y así poder vengarse. Lobos y humanos atacaron en común acuerdo. Una manada de renegados se vendió a los humanos y avanzan.

_ ¡Malditos lobos, malditos humanos, malditos todos! SANGREEEE ¡¡ fue el grito unánime en el gran salón.

EL NOMBRE DE LA LUNADonde viven las historias. Descúbrelo ahora