EL NOMBRE DE LA LUNA

LA SEREN

Kara observaba dormir a su madre. El rostro de Elisa poseía diferentes tonos de azules y verdes, con toques amarillentos. Uno de sus ojos se encontraba hinchado y su labio partido.

 La Moro rigani-s sentía su cuerpo temblar por la furia. Necesitaba correr, destrozar algo o seguramente se abalanzaría sobre su tío y lo mataría lentamente, para disfrutar oírlo gritar. Dejo escapar un gruñido.

-Kara. Ve a correr un poco y aliméntate. Ordeno Cat apretando su hombro. Salió en silencio y cabalgo hacia el interior del bosque. Cuando se alejó lo suficiente, se transformó y busco con que alimentarse.

Lena montaba su caballo junto con Esme. Dejaría a la niña con Kelly y Alex. Las mujeres le habían tomado cariño a la pequeña.

-Ahora que ya sabes lo que querías. ¿Me vas a llevar nuevamente con los demás huérfanos verdad?

-No. Jamás permitiría que regreses allí. Mereces crecer feliz, con una familia que te amé.

-Nadie me querrá. Dijo la niña con tristeza.

-Por supuesto que lo harán. Con una mano despeino a la niña.

-No.¡ No lo harán!. No cuando descubran quien soy. Me dejaran sola como lo hicieron ellos. Se tiro del caballo y se perdió entre las tiendas. Lena intento seguirla, pero pronto la perdió.

-¡No lo se.!. ¡ya se lo repetí unas 10 veces, no tengo idea!. Solo me dijo que nadie la querría por quien es. Se pudo cuidar sola todo este tiempo, seguramente estará bien.

-No puedo creer que hayas dicho eso Lena. Kelly y yo la buscaremos. Una furiosa Alex, arrastrando de la mano a su novia, salía de la tienda.

-Diana. No quise decir que no me interesa, pero de verdad, no se a qué se refería Esme. Se disculpó Lena.

-No te preocupes Lena. Alex y Kelly la encontraran y yo también prestare un ojo por allí. Tranquila, se supo cuidar todo este tiempo sola.

- Tienes razón. Ahora tenemos que lidiar con mi hermano, cuando se entere que su futura prometida fue a batalla.

-Creo que hará más que preocuparse. Sonrió Diana.

-¿A qué te refieres?.

Los hombres, afilaban sus armas, otros pulían sus armaduras. Se podía sentir la euforia antes de entrar en batalla. Los abanderados preparaban sus estandartes. En castillo se ajustaban los últimos detalles.

-Bueno. Ahora que estamos reunidos aquí, quiero hacer un anuncio. Sonrió Diana.

-¿dónde está Samanta?. El Rey Alexander buscaba con la mirada a su prima. - que alguien vaya por Samanta, señalo a un sirviente.

-Perdón mi señor. Pero su prima, salió al frente con los hombres de Eire.

-¿Queeeee? ¿Bajo órdenes de quiennnn? Lena, ¿tú lo ordenaste?

-No, pensé que tú lo hiciste. Dijo pensativa.

-¿Acaso no es algo lógico que Samanta salga al frente de los hombres como segunda al mando?. Pregunto Diana.

-Es lo usual. Nadie me ordeno lo contrario, acoto Lena observando a su hermano.

-Estoy segura que a Samanta le hubiese gustado estar aquí en este momento. Pero, con todo lo que está ocurriendo, todos tenemos un deber que cumplir. Bueno quiero compartir con todos ustedes. Que he contraído nupcias. Sonrió Diana, mostrando todos sus dientes.

-Y bueno. ¿Quién es la afortunada? Pregunto Alexandra.

-Primero debo pedir disculpas. Fue algo repentino. Pero dadas las circunstancias, no quisimos perder tiempo. El día de ayer contraje nupcias con.