KAL EL

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Imponente a lo lejos se divisaba la gran isla, el corazón de Kal latía ansioso. Sus ojos se comían el paisaje, deseaba ya poner un pie en esa isla y convertirse en uno de los guerreros de aguas del cielo.

Mientras a lo lejos dos pares de ojos, uno de ellos tan celestes como el cielo observaban la entrada del barco a puerto.

-Pero miren como es que crecen tan rápido, fueron solo unos días y crecieron varios centímetros. Eliza sonreía observando a sus hijas revolotear alrededor suyo – niñas tal vez no se acuerdan de un viejo amigo, Jeremías, nos criamos juntos en el territorio de Alba.

-Es un gusto conocer a un amigo tan querido de mi madre. Sea usted bienvenido a nuestro hogar. Alex con su corta edad se tomó el trabajo de ser la protectora de su pequeña familia.

- Es un placer volver a verla mi señora, usted no me recuerda, pero siendo pequeña usted paseaba sobre mis hombros observando el mar.

-¿Y tú quién eres? Pregunto Kara señalando a Kal

-Ya se enterarán mis niñas, ahora debemos ver a su abuelo primero. Kara, Alex vamos con su abuelo, Jeremías, Kal nos acompañan por favor. Cabalgaron hasta el castillo. Eliza observaba como sus hijas interactuaban con Kal, parecía que se habían caído bien. Era el momento de poner las cosas en su lugar.

Jeremías sintió admiración y un escalofrió recorrer su cuerpo al entrar al gran castillo se decía que el mismo Rao lo construyo, en honor a su amada hermana, en su interior se encontraba el gran cristal verde el cual era iluminado de día por un rayo de sol y por las noches lo iluminaba la luna, lugar de oración a la sagrada trinidad, Dagda, Rao, Gealach.

Kal se sintió insignificante al poner un pie en el castillo. Había oído tanto de ese lugar, que para el era un lugar sagrado. Miro sus manos, sus uñas sucias, su ropa que eran harapos de un sirviente. Sintió vergüenza, se sintió indigno.

En el patio interior se encontraba Zor El, antiguo alfa del clan de Alba. Su parecido con kal era notorio, hasta el propio muchacho lo noto y se lo podía oír respirar nervioso.

-hija as regresado, con un caluroso abrazo recibió a su hija y pudo observar al muchacho ponerse rígido, -Jeremías. saludo en tono familiar al viejo amigo de su hija.

-Mi señor es un honor volver a verlo. Saludo Jeremías haciendo una inclinación en señal de respeto.

¿-Quien es el joven que te acompaña Elisa?

-Es Kal padre, protegido de Jeremías y ahora mío también. Será entrenado como un guerrero de Aguas del Cielo. Puedo tener unas palabras en privado contigo padre.

Se alejaron lo suficiente y Elisa puso a su padre al tanto de lo que había ocurrido.

Kal sintió las miradas de ambos sobre el y se sintió aun mas pequeño, por lo que contuvo su respiración al verlo hacercarse nuevamente.

-Kal,¿ sabes quién soy yo?. Pregunto en tono solemne Zor. Siempre lo supo, sintió mucha vergüenza del hombre que fue, pero hoy sería el día de poner en su lugar las cosas.

-Si mi señor, hablo Kal notándose emoción en su voz.

-¿Quién soy Kal?

-El patriarca de la casa de El, antiguo alfa del clan de Alba

-Mejor me dices quien eres Kal.

-No soy nadie mi señor, solo alguien que sirve en la fortaleza de Alba. No tengo hermanos, soy Kal, solo Kal mi señor.

Tanto Kara como Alex, veían la escena sin comprender. ¿Por qué su abuelo actuaba así?, lo veía de una forma extraña a Kal. Elisa lo había apartado de los recién llegados y lo trajo al castillo para que su abuelo lo viera. ¿Por qué tanto misterio? Tanto Elisa como Jeremías sintieron a el muchacho contener su dolor, pero su voz quebrada lo delataba. Las posturas de su cuerpo siempre delataron su dolor.

-Abuelo. ¿Quién es? Pregunto Kara con toda curiosidad.

-Aquí frente a ustedes, tienen a mi nieto primero, Kal , desde hoy un hermano para ustedes. Preparen la casa y preparen la unción, mi nieto está en el castillo.

Tanto Eliza como Jeremías tenían los ojos llenos de lágrimas. Kal derramaba las suyas rodeado de sus primas y la mano de su abuelo apoyada en su hombro, su llanto era de liberación, lloraba por él y sobre todo por su madre.

Lo condujeron a su cuarto. Los sirvientes prepararon, su baño. Zor El ordeno quemar sus ropas y las sustituyo por algunas suyas. El almuerzo transcurrió entre risas de sus primas y las lluvias de preguntas.

Y antes que el sol caiga. Cuando Rao y Gealach se encontraron en el cielo, Kal fue llevado al templo. Su pecho fue descubierto frente al gran cristal de Kriptonita, el gran Zor El con un filo del cristal, corto su dedo y lo reclamo.

-Mi nombre es Zor patriarca de la casa de El y al que reclamo con mi sangre, ante los ojos de Rao y Gealach, es mi nieto primero. Dicho esto , dibujo sobre el pecho de kal, ,el símbolo de su casa. ¡ Ante sus ojos y el de todos! ¡ Kal de la casa de El!

Hoy dejaba de ser solo Kal, para ser Kal de la casa de El, uno de los señores de Alba.

Esa noche Kal El no pudo conciliar el sueño, se sentía feliz y temeroso a la vez.

¿Cómo continuaría de ahora en adelante su vida? Se tendría que sentir distinto, pero seguía siendo Kal solo que ahora tenía nombre de familia, un abuelo, tia, dos primas. Se convertiría además en un guerrero de Ellan Vanning.

Luego que los jóvenes se hubieron acostado. Jeremias y Elisa pusieron al tanto de las novedades del clan.

-Se trata de un desequilibrado mi señor, uno muy peligrosos, posee hombres entrenados fanáticos religiosos que lo siguen bajo el nombre de su Dios. Explicaba Jeremias. Van atacando a todo aquel que no acepte sus creencias o quien resulte indigno a sus ojos. Humanos, vampiros, lobos, el submundo esta bajo sus ojos.

- Y esto recién es el comienzo padre. Por ahora es una historia de fantasia la que cuenta. Agrego con preocupación Elisa.

-Me enorgulleces Elisa, tu entrega al clan, el papel que jugara la pequeña Kara en protegernos. Pronuncio Zor El .Que haga la voluntad de Rao

-El clan debe sobrevivir padre y todos debemos asegurarnos que asi sea.

EL NOMBRE DE LA LUNADonde viven las historias. Descúbrelo ahora