EL REGRESO

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-Supremo. Su caballo está preparado. Los hombres listos. Se inclinó temeroso, evitaba verlo a los ojos.

-Sal de aquí. Se puso de pie de su trono y dos sirvientes lo cubrieron con su larga capa negra. Camino fuera de la tienda, donde todos se inclinaron ante su presencia. Se veía imponente montado en su corcel. -¡Avancemos hijos míos!. El ejército de miles se movilizo detrás de el. Partió de estas tierras como un guerrero, en busca de la verdad. Regreso como un dios. Impondría su nombre en la tierra y esparciría sus bendiciones sobre ella. El guardián de la fe, quedo atrás, cuando se dio cuenta que era el hijo prometido de Jove. Un Dios entre los hombres y el que no creyera en su padre y en el, seria exterminado.

Lena se encontraba sorprendida. Era como si su sed hubiera sido aplacada. Antes si no bebía con regularidad, su garganta le quemaba. Había bebido de Kara y se sintió tan diferente, tan exquisito. Se sentía viva, con más energía y comprobó que hasta era más fuerte. Su sangre no era salada, había mordido a lobos con anterioridad. Pero Kara, su sangre tenía un sabor dulce, fresco, se deslizaba por su garganta y se sentía delicioso. Sus colmillos brotaron de la nada. Se horrorizo al darse cuenta como se había perdido en sus pensamientos. Como sus colmillos estaban expuestos y la boca se le hacía agua. Podría lastimar a su esposa, si no podía controlarse.

-Lee. ¿Estás bien? Te llame un par de veces y no me respondiste.

-Perdón. Estaba distraída cachorro. Voy a salir de cacería y oía el lugar. Sonrió. Comeremos carne asada. Movió sus cejas.

-Bien, esposa proveedora, mientras cazas, voy a ir a nadar un rato.

-No. Nada de eso. El agua esta fría.

-Ya fui al rio, el agua esta templada.

-Entonces te acompaño. Camino Lena hacia el rio.

-No. La esposa proveedora y sobreprotectora, prometió carne asada. Así que ira a traerla. Se plantó la rubia. –Vamos lee. ¿Qué podría pasar? Sabes muy bien que Livewire ronda, y al mínimo indicio de problemas, diez hombres estarán aquí. Confía en mi por favor, puedo defenderme, no soy una indefensa flor.

-Eres mi pequeño cachorro y...Mi esposa. Me preocupo, además quería verte nadar desnuda. Elevo una de sus cejas.

-Ya vete de aquí. Rio la rubia. Solo apresúrate. Si regresas enseguida, tal vez todavía me encuentras nadando desnuda.

-Regreso de inmediato. Y se perdió en el follaje.

A dos días de allí el ejército principal marchaba a paso de las carretas. Se notaba en el ambiente la excitación por la lucha inminente. Astra se acercó a su cuñada.

-Querida. No sabía que nos acompañarías a batalla.

-No lo hare. Solo espero a Kara y regreso a la isla. respondió Elisa sin mirar a Astra.

-Te preocupa ¿cómo le fue en su noche de bodas? o ¿en qué condiciones regresara? Intento fingir preocupación.

-No. Estoy muy tranquila con eso. No crie hijas tontas querida cuñada. Mis hijas pueden caminar dos pasos lejos de mi sin perderse. Pero soy consciente, que lo que se librara, serán batallas épicas y tal vez esta sea la última oportunidad de abrazar a mis niñas.

-En eso tienes mucha razón Elisa. Estoy segura, que no todos, regresaremos a casa.

-Tia. Permíteme un abrazo. Interrumpió Kal. No deseo partir sin su bendición.

-Mi querido Kal. Elisa descendió de su caballo para abrazar a su sobrino. Rao te mantenga protegido hijo mío, te regrese con bien a nuestro hogar. Esperare por ti Kal. Beso la frente de su sobrino.

EL NOMBRE DE LA LUNADonde viven las historias. Descúbrelo ahora