Madre Luna

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Su mente estaba nublada. El medallón que colgaba de su cuello la debilitaba. Entraba y salía de su conciencia, había perdido la noción del tiempo. Ya no sabía siquiera si era de día o de noche. Se preguntaba cuanto tiempo había pasado desde el cumpleaños de Lena. Recordaba la suavidad de la piel, la profundidad del verde de su mirada. Sollozo al recordar que no pudo darle su regalo sorpresa.

Su cuerpo dolía. El hambre y la sed eran sus compañeros.

-Perdón Shao. No creo resistir más tiempo. Su sollozo inundo la inmunda celda donde se encontraba. Perdón, perdón a ambos, perdón a ambos.

-Asi quería verte, así precisamente. Se acercó a su rostro, Kara no podía mantener la cabeza erguida. No sabes lo que le haces a mi alma condenada. La tomo de su barbilla y la obligo a levantar la cabeza. Me voy a quedar aquí y verte morir lentamente, voy a verte sufrir y voy hacer sufrir a mi hermana, una eternidad de sufrimiento. Le quitare todo, al igual que ella lo hizo. Me parece justo.

Alexandra y Faora recorrían la ciudad, olfateando, tratando de distinguir entre todo el hedor algún rastro reconocible.

-Debemos irnos. ¡ya!. Grito Nia

Una posada colmada. El olor hizo torcer la nariz a Samanta.

-¡Que buscamos Nia?. Pregunto Lena, mientras observaba el lugar.

-El de la mesa que se encuentra en la esquina, el del cabello rizado.

Se levantó de la mesa donde se encontraba y salió por la parte de atrás de la posada. Se encontraba orinando cuando fue tomado por el cuello y llevado hacia atrás. Cayo de espalda y un grueso chorro de orina cayo en su rostro. Tanto Lena como Samanta pudieron oler su miedo, era apenas un niño inexperto, no debía tener más de 18-19 años y era un vampiro nuevo.

-Si valoras tu vida. Responderás a mis preguntas. Lena lo tenía tomado del cuello, sus pies colgaban y su cara de susto al ver los relucientes colmillos y ojos rojos de la Reina de Eire. –Estamos buscando a una mujer, cabellos rubios, ojos azules como nunca has visto. Ella es un lobo.

-No sé de qué hablas, hay montones de mujeres así. Pataleo el joven

-Te aseguro que ella es única, comienza a hablar. ¡Si valoras tu vida habla! Grito la enfurecida vampiro

-El me matara, va a perseguirme y va a matarme.

-En cambio yo no pienso asesinarte. Te arrancare los colmillos y te veré morir de sed. Puedo romper uno a uno tus huesos y cuando se reparen, solo comenzare de nuevo. mientras hablaba, con un cuchillo echo de cristal de luna, trazaba un profundo corte sobre el pecho del muchacho, que comenzó a gritar en forma desesperada. acerco su rostro a centímetros de él y allí pudo sentirlo, el aroma inconfundible de.....Lex. Samanta ¡arranca sus colmillos!

-¡No!. ¡no! ¡por favor. No!

-¡habla!

-Está en un barco. ¡Un barco con velas negras! ¡Allí la tiene!

-Nos llevaras a el. Ordeno Samanta

-El barco se mueve. Agrego Nia.

-¡Hacia donde navega!. Lena tomo uno de sus colmillos y se lo arranco

-¡-aaaaahhhhhhh!...navega a Eire, piensa dejar el cuerpo de esa mujer sobre la piedra sagrada de roca blanca. Lo dejara allí para que su esposa la encuentre. Un horrible crujido, resonó en la noche. La reina de Eire había tomado la cabeza del niño entre sus manos y la aplasto.

-¡Maldito hijo de puta!. ¡Lo matare! ¡juro que voy a matarlo! Sea quien sea. rugió Sam

-Lex la tiene. Lex piensa asesinarla. Es mi culpa Sam. Sollozo. –Si algo le ocurre. Será mi culpa. Mi mano va a matar a mi esposa. Debí haberlo asesinado y mi error lo pagara mi esposa.

EL NOMBRE DE LA LUNADonde viven las historias. Descúbrelo ahora