El viento sacudía las copas de los árboles, Enya cabalgaba en silencio, hablando con algunos hombres se dio cuenta que su voz sonaba en un tono grave, por el uso del yelmo. Sonrió por como su abuela la nombro cuando se encontraron frente a los hombres, Enya (pequeña llama). Pequeña llama, era el apodo con el cual su abuela la llamaba de niña.
Eran pocos los hombres y mujeres a caballo, la gran mayoría se desplazaban caminando. Lucia como una más entre ellos, gracias a los meses que pasaba aprendiendo las costumbres del pueblo de su padre junto con su abuela. En su espalda portaba un arco y un carcaj, cargado de flechas. En su costado, una espada y en su muslo derecho, una daga antigua.
Sobre su caballo, un saco cruzado, conteniendo ropa, una piedra de afilar y una serie de dagas. Iba sentada sobre una gruesa capa echa de piel de zorro, la cual intercambio con un guerrero a cambio de un cuchillo que encontró en la cueva de Ranna. Su ansiedad crecía a medida que se iban acercando a los límites de Bosque Azul. De allí solo la separaba un día para llegar al castillo de Eire.
Cerca del muro del gran castillo. Se producía el encuentro entre Gor y su amo. Ambos parecían evaluar un caballo. Mientras en realidad lo que hacían era susurrar información y órdenes.
-Mi señor. Su bulto está listo para ser entregado. Usted me dice donde y cuando. Susurro el gigante.
-¿Testigos?.
-Nadie que pueda reconocernos. Además, ejecute a quienes me servían. Solo quiero lo mío y poder largarme de aquí.
-¿Quieres largarte en medio de una batalla?. Te cagas en los pantalones, maldito cobarde que resultaste.
-Tocamos a personas importantes. Tengo un mal presentimiento.
-¡Maldito cobarde!. Hueles a alcohol. Te daré parte de lo prometido. Mi hijo se encargará de tu tarea de ahora en más. Necesito un verdadero hombre para esto.
-Jajajajajajaja. Déjeme contarle algo de su querido Mon de la gran casa de El.
El bulto fue entregado y depositado en la celda para casos ¨especiales¨, que le proporciono el Rey Lex.
-Proporciónale agua y alimentos. Nadie puede entrar aquí. Excepto yo. ¿Comprendido? Ordeno con voz amenazante Jor El
Mon El esperaba a su padre en el jardín del castillo. Se lo veía nervioso paseándose de un lado a otro. Lucía un corte en su cuello, echo por su padre con un cuchillo de cristal de luna. En su mente resonaba todavía la advertencia que le había hecho. Si es verdad lo que me han dicho. Te matare, te prefiero muerto Mon El.
Ya se encargó del asunto. Debía hablar con su padre, convencerlo que todo era una gran mentira. Solo querían ensuciarlo, hacer enojar a su padre para que pagara lo pactado. Se vio obligado a hacerlo. No quiso oir su advertencia y dejar las cosas como estaban, maldita sea.
Al menos habría más de una distracción a todo el desastre. El bulto entregado a su padre y la inminente llegada del ejercito de Negro.
A la mañana siguiente, un joven presuroso buscaba a Aex.
-Mi señora. Pronuncio viendo nervioso a Alex. -Se necesita su presencia en el campamento.
-Te sigo.
Resulto extraño para Alexandra, que el joven soldado la guiara hacia el bosque. Adentrándose unos metros en el, pudo ver a Kal y Faora, con una expresión extraña en su rostro. Alex pudo olfatear muerte. Detrás de ellos, pudo ver ropas echas pedazos y sangre.
-Alex. Alex. No lo veas por favor. Suplico Kal El. Con la voz rota.
-No. No. Kal. Rompió en llanto aferrada al cuerpo de su primo. ¿Lo sabe su hermana?
ESTÁS LEYENDO
EL NOMBRE DE LA LUNA
FanfictionSiglos de lucha entre los descendientes de tres clanes. Guerras territoriales en busca del poder. La sangre, alianzas trazadas, otras rotas. Fortalecieron a los humanos. Los cuales a su vez crearon alianzas para la destrucción. Los territorios di...