Tres semanas después
Pitt
Las cosas no pintan muy bien, he tenido unas semanas de perro tratando de arreglar todo para mejorar los lazos entre las empresas islandesas y las de aquí, siento que la cabeza me va a estallar cada vez que el teléfono suena o debo revisar algún nuevo documento, peor aun, tengo tiempo límite para lograr que todo mejore o las perdidas serán catastróficas.
—Entonces quedamos en la venta—pregunta el italiano frente a mi.
—Claro, hecho está—extiendo mi mano cerrando el trato, <<una menos y una más>> aunque eso no significa que pueda relajarme, queda mucho por hacer y trabajar con ella y su maldita actitud infantil no me ayuda en nada, han pasado semanas desde la ultima vez que nos dirigimos la palabra, trabaja para mi pero solo nos comunicamos por correos o entrega de algún documento.
Me saca de quicio.
El italiano se retira junto a sus abogados y los míos junto a ella le hacen compañía.
Releo los documentos antes de guardarlos, <<ocho cientos millones de dólares>>, no es una de las empresas más grandes del mercado pero no quita que sea necesaria.
—No olvides la cena de hoy—espeta Diana entrando a la oficina.
—Como hacerlo si me recuerdas cada dos horas—las mujeres de esta empresa me tienen hasta el cuello, y ahora ella quien ha decidido querer trabajar aquí y supuestamente ayudarme.
—Te ves muy estresado—espeta colando sus manos sobre mis hombros empezando a masajearme—debes relajarte.
—Lo sé—me dejo caer sobre la silla cuando ella me impulsa hacia atrás.
—No te hace bien forzarte tanto, deja que Lisa, Bean y yo te ayudemos—su cabeza se esconde por mi cuello—para eso somos una familia—musita besando mi piel llegando a sentarse sobre mis piernas—y para esto soy tu mujer—espeta chocando sus labios con los míos, no tengo intención de detenerla, ha estado todo este tiempo tratando de acercarme a mi sin éxito y sin dejar de ayudarme con la empresa, al principio no me gustó la idea de tenerla tan cerca pero que se le va hacer, compartimos habitación y no podré estar la vida entera ahuyentándola.
Su cabeza llega a mi entrepierna y intento detenerla, no soy tan estúpido, un beso no es nada pero si algo más llega a pasar no podré quitármela de encima.
—Tranquilo—murmura dándome una mirada—te gustará.
Remueve mi mano y suelta mi pantalón, cierto cosquilleo recorre por mi piel cuando siento su boca húmeda cubrirme.
—¿Dónde aprendiste eso?—inquiero cuando me besa.
Ella sonríe sin contestarme, todo este tiempo he pensado que ha estado obsesionada con una noche y parece que me he equivocado, no creo que haya aprendido hacerlo así quedándose en casa.
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Conociendo lo prohibido ©️ (Editando)
RomanceTRILOGÍA HÁBITOS INSACIABLES. (Libro I) Vanessa apenas empieza a separarse de la sobre protección y tabúes de su madre descubriendo así las tentaciones y emociones de la libertad. Pitt un joven empresario conocido por su arrogancia y mal temperamen...