Capítulo 49^

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-Pitt-

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-Pitt-

Una casa en la montaña Haunold de las Dolomitas italianas alejada de todo y todos me parece la mejor opción para mantenerla calmada luego de los repentinos últimos sucesos, aquí no hay inquietudes ni recuerdos que la atormenten, mucho más luego de que Brad me contará sus sospechas de que no ha sido un simple robo, ahora más que nunca no puedo estar en paz sabiendo que están atacando a las personas cercanas a mi.

La posibilidad de que puedan quitármela.

Necesito aclarar rápido que ha sucedido realmente para poder estar tranquilo.

La veo dormir notando la humedad en sus ojos, me siento en calma al ver que por fin descansa.

Me levanto despacio evitando los movimientos bruscos hasta llegar al bolsillo de mi pantalón y obtenerlo, me muevo lento sobre la cama hasta tomar su mano. Muevo el poco cabello que cubre su cara. Busco su dedo y hago lo que debo regresando a mi posición inicial, detrás de ella.

Recuesto mi cabeza de la almohada, cierro los ojos y espero hasta que llegue el momento.

Por ahora ya todo con los franceses está resuelto, no podría decir si este siempre fue el plan en lo que se refiere a ellos o si solo quise sentirme bien conmigo mismo, pero como diablos podría dejarles pasar hasta la más mínima cosa después de todo lo que me han arrebatado.

La muerte es algo muy sencillo y silencioso para esta gente, se les debe jugar con lo que más le duele, y eso es perder.

Ver como todo lo que han construido con robos, mentiras y engaños se derrumba ante sus ojos sin poder hacer nada al respeto, sé como se siente, conozco como es estar cerca del límite, o al menos era lo que creía hasta este momento y verla tan frágil entre mis brazos.

La niña en su interior que nunca se esfuerza por ocultar está rota, la posibilidad de que esos perros son quienes la han tirado y lastimado me inquieta.

Que se hayan atrevido a tocar a mi mujer.

—¿Qué es eso?—la escucho decir y me hago el dormido—Pitt—me sacude.

—¿Qué?—musito dentro de un bostezo.

—Esa cosa en mi mano.—se sienta sobre la cama.

—No sé de qué hablas.

—¡Pitt! Hay una cosa en mi dedo.

Me muestra.

—A ver—me acerco y levanto la mano—¿Dices esto de aquí?

Ella se lleva la mano alrededor del cuello.

—No está mal, pero he visto mejores, ¿Tú qué crees?

—¿Por qué está en mi mano? Yo no puse eso ahí.

—No lo sé, tú eres la que lo porta además llevo días viéndotelo puesto, creí que era parte de tus accesorio.

Conociendo lo prohibido ©️ (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora