Capítulo 31^

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India, domingo 5 de mayo.

Pitt

El basto jardín frente a la habitación hace que la vista del lugar sea imponente desde la mañana, Vanessa aún duerme y yo no hago otra cosa que controlar mis ganas de tomarla, la imagen de sus perfectos senos no deja de llegar a mi mente cada segundo que pasa, odio este juego que lleva acabo para sentirse empoderada, ¿acaso no entiende que no importan esas cosas? lo único que quiero es que sea mía.

Giro para ver hacia la cama y noto que no está, entro a la habitación y la veo usar ese suéter que no tengo idea de donde sacó.

—¿Qué haces?—pregunta reteniéndome.

—Tomar mi regalo.

—¿Regalo?—inquiere confundida.

—Ya que no hay pastel.

—¿Pastel?

Logro meter mi cabeza bajo su suéter, amo sus senos y el encontrarme con ellos me lleva a la gloria.

Intenta sacarme pero la detengo.

—Me quedaré a vivir aquí.

Siento su cabeza sobre la mía, cuando no sé cómo pero también la mete a través del cuello del suéter.

—¿No está muy oscuro aquí?

—No necesito ninguna iluminación si sé dónde encontrar lo que quiero—muerdo uno de sus senos.

—¡Pitt!

La sostengo de la espalda manteniéndola pegada a mi hasta poder encontrarme con sus labios.

—Podías haberme dicho antes que hoy es tu cumpleaños—murmura en medio del beso—al menos estaría preparada para no felicitarte.

—Ya te he dicho muchas veces que es lo único que quiero.

—¿Qué es eso?—pregunta divertida aun cuando sé que sabe que mi erección está a punto de romper la tela del pantalón.

Levanto el suéter dejando su pecho descubierto.

—A ti, como mi mujer, sin dilataciones ni más juegos, ahora.

La levanto en el aire y la llevo hasta la cama escondiendo mi cabeza entre sus senos, disfruto besar su piel, la fricción me desespera y aquí en la distancia no hay manera de que pueda evitar tenerme cerca, la deseo, la anhelo.

Tuve que pasar una noche de perro al compartir la sabana sabiendo que estaba desnuda bajo ella, cada vez que intentaba tocarla me rechazaba llevándome al extremo.

—Abre las piernas—pido y ella no hace más que reír—Vanessa abre las piernas.

—Si señor—se burla tomándome del cuello atrayéndome hacia ella donde sus labios se encuentran con los míos, su beso es salvaje, terco, desesperado y ahogado todo eso me lleva a la sensación de la última vez cuando me mordió.

—Vanessa—me aparto de ella.

—¿Si?—me da una sonrisa maliciosa.

Bajo la vista hacia su pal de pezones y pellizco uno de ellos haciendo gemir de placer.

—Esto no es para causarte placer, si me causas daño también lo haré en ti, ¿lo entiendes?

—Si señor—espeta y no creo lo que dice, no sé que es lo que planea pero nada saldrá como espera—entonces abriré mis piernas—suelta coqueta.

Hace lo que dice y ubico mi glande en su entrada mojada.

—Condón—dice y según recuerdo desde que lo hacemos solo lo he usado una vez y no pienso que sea necesario hacerlo más—Pitt condón—vuelve a repetir colocando sus manos sobre mi pecho impulsándome hacia atrás.

Conociendo lo prohibido ©️ (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora