Capítulo 18^

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Islandia
Despedida de soltera.

Vanessa

Aún intento acostumbrarme al cambio de temperatura, no obstante, eso no evitó que casi saliera corriendo para observar las auroras boreales, es que simplemente son una locura, la sensación es tan irreal, tan artístico, es como estar viendo un arcoíris pero tan solo con uno o dos colores seleccionados, dicen que esto no es nada en comparación al invierno, inclusive si es cierto lo que mis ojos han captado las últimas horas es algo que nunca voy a olvidar.

Si el frío no me causara molestia hasta los huesos amaría quedarme aquí por y para siempre.

Según lo que me contó Lisa quien en este momento espera por mi iremos a un lugar muy conocido y privado de la zona. Por otro lado el estado de ánimos que Pitt posee no es el que se espera de un hombre entusiasmado por su próxima unión matrimonial, además de que durante el vuelo apenas se dirigieron la palabra.

¿Qué clase de hombre es? ¿Acaso no tiene sentimientos?

Anoche me pareció todo lo contrario y el tratar de hablar de ello me resulta inefable.

Estuve junto a él casi toda la madrugada, ambos tumbados en el sofá y no me atreví a decir una palabra esperando que él sea quién decidiera dar el primer paso pero como era de esperarse nunca pasó. Las cosas no terminaron como las había pensado pero tan poco estuvo tan mal.

No lo sé, creo que me gustó estar allí con él, ambos en silencio mientras observábamos esa gran pintura de él junto a su familia.

Pero lo que ocurrió entre nosotros no es tan malo si aun no se ha casado, ¿cierto? otra cosa sería si lo estuvieran y yo me metiera en su cama como toda una puta.

Tal vez ya lo soy, quizás es como él me ve, una total y completa gran zorra.

No comprendo porque intento disculparme por algo que yo misma decidí hacer en dicho momento.

Otra cosa es el sentimiento de confusión que me invade cuando pienso en él casándose, todo ha pasado tan rápido que no he tenido tiempo de analizarlo.

Tomo unas argollas doradas y las coloco en mi oreja. Esta noche preferí usar un vestido ajustado azul oscuro del cual espero no arrepentirme más tarde, pero aun no decido que tipo de peinado llevar, quizás el pelo recogido en un moño alto  o tal vez deba dejarlo suelto.

—¿Se puede? —la puerta de la habitación hace un poco de ruido mientras se abre.

Casi olvido que estoy con él en una cabaña encima de una montaña nevada y que desconoce lo que son los buenos modales.

El lugar que me ha tocado es algo grande, hay una cama justo en medio, una mesa de noche con una lámpara algo antigua sobre ella y un gavetero con espejo en una esquina.

—Ya lo hiciste. —le corto los ojos.

Él se detiene a un lado de la puerta observándome con esos misteriosos ojos azules.

—¿No encontraste algo menos revelador?—su tono de voz me molesta.

—¿Qué quieres Pitt, por qué entras sin avisar? pude haber estado desnuda.

No es como si eso fuese un problema, ¿o si Vanessa?

—Hubiese preferido que fuese así, pero esta vez solo vine a informarte.

—¿Qué sucede?—volteo a verlo.

—Diana no es una buena chica como aparenta, no confíes demasiado en ella o te quemará—me avisa en un tono serio.

Conociendo lo prohibido ©️ (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora