TRILOGÍA HÁBITOS INSACIABLES. (Libro I)
Vanessa apenas empieza a separarse de la sobre protección y tabúes de su madre descubriendo así las tentaciones y emociones de la libertad. Pitt un joven empresario conocido por su arrogancia y mal temperamen...
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Vanessa
Los cambios de aires siempre prometen, mi estadía es en una pequeña habitación que es lo que me permito pagar, Londres es un lugar algo frío donde todo el mundo está pendiente de sus cosas y eso me gusta.
—Vanessa.
Me pongo de pies al escuchar su voz en cuanto se acerca dándome un beso en la mejilla el cual acepto conforme.
—¿Un trago?— inquiero viéndolo llevar ese azul oscuro.
—Por ahora paso, me sorprendió mucho ver tu mensaje.
—Decidí aceptar la oferta de estudios— digo.
—Creí que habías dicho que no dejarías a los tuyos.
—He cambiado de opinión, la gente lo hace todo el tiempo.
Sonríe.
—Entonces supongo que si aceptaré ese trago— levanta la mano haciéndole una seña al cantinero quien no tarda en ir y venir.
Las chicas del lugar se fijan en él y no las culpo, la verdad es que es un hombre bastante atractivo, lleno de elegancia y carisma.
—¿Qué sucede? —inquiere a mi costado.
—Llamas mucho la atención.
—¿En serio? Y yo que estuve a punto de decir lo mismo sobre ti— me sonríe.
—¡Ja!
Me doy otro trago ignorando la cantidad de vasos qué ya hay sobre la mesa.
—¿Y me contarás qué ha sido realmente eso que te ha traído tan lejos y te hace tomar así?
—No veo nada de malo en qué una chica se de algunos gustos.
—Soy un psicólogo reconocido pero puedo hacerme el indiferente a esas sombras bajo tus ojos.
—¿Están tan mal?
—Solo un poco, nada que no se pueda resolver con una sonrisa.
Sonrío sin esfuerzo.
—Ahí está, igual de hermosa que siempre.
Tomo mi vaso dándome un sorbo, la música es suave y luego de unas horas mi cuerpo se mueve solo llevándome al centro del lugar donde no sé porqué empiezo a bailar mientras algunas lágrimas escapan de mi.
—Soy un desastre— confieso bajo dejándome llevar.
—Me pareces un desastre muy bonito— siento una mano colgarse sobre mi cintura mientras su dueño permanece detrás de mi.
—Eso no hace que deje de serlo.
—Me gustó mucho recibir tu mensaje aunque a la vez estoy confundido, si necesitas hablar yo te puedo escuchar.
