Capitulo 61

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Valentina
-Yo también te deseo, pero debo ser honesta.

Gabriel

Las palabras de Valentina aceleran mi pulso, siento pánico, y es que yo no la puedo culpar, en alerta forma, yo, yo la orrille a ésta situación.

No puedo estár molesto con ella ni mucho menos reprocharle algo, ni a ella ni a Esteban, puedo en dieta forma estár agradecido, por cuidar de ella y de mi pequeño, por protegerla cuando yo me sentía vulnerable y no podía cuidarme ni a mí mismo. El dejarla sola y no creer en ella y el dejar a mi pequeño Ángel cuando más me necesitaba fue muy duro para mí, cuando mi Valentina me dijo que ya me había perdonado fue devastador, entendí que aún que yo fui sacerdote,.ella siempre ah Sido más buena persona que yo, y que yo no la merecía, ni a ella ni a mí Ángel.
Muchas noches pasé llorando y sintiéndome basura, no estaba en paz con mi persona, tal vez Valentina y Gabrielito, eran más felices solos.
Aún que a mí me llevara el mismito diablo.
Jamás la olvidaré aún después que el sepulcro me cubra aún ahí la amaré.

-Lo se Valentina, y agradezco que lo seas. Le digo.
-Te amo Gabriel, pero necesito de tí, necesito que refuerzes nuestro vínculo, por qué siento que está débil.

-Estas confundida? Le pregunto temeroso.

-No, Te amo a tí. Pero, no voy a permitir que nos hagas daño, no Gabriel, ya no.

-No te preocupes Valentína, Te amo y amo a mi pequeño, y jamás, jamás en la vida les volveré a fallar...

Mi garganta se hace nudos y mis lágrimas ruedan.

-Yo se, mi Valentina, se que no los merezco.

-Gabriel,.siempre serás mi Gabriel.

La beso,. despacito, la beso del cuello y la acaricio, como lo que es, el tesoro más valioso que puedo poseer, ella gime sus manos y las mías las entrelazamos, le quito su pijama y me deshago de mi ropa, la beso en medio de sus tetas, ese hueco que me vuelve loco, acomodo mi sexo y lo coloco en la entrada de su vagina y siento su humedad, la penetro, lento, ella me mira y cierra sus ojitos hechizeros que me vuelve locos, gimo de placer, de locura, la penetro una y otra vez, estoy loco por ella, estoy completamente enamorado.
-Pero de que manera te amo. Le digo al oído.
-Soy tuya, Gabriel,. completa y desquiciada mente  tuya...

La bese toda, la acaricie cada parte de su cuerpo y la hize mía.

Dormimos un poco, desperté en la mañana, suplicando que no fuera solo un sueño y ahí estaba ella, dormida entre mis brazos, me aurruqué en su cuello y me hundí en su cabello.
Le acaricie sus tetas, y la desperté con puros besos, me miró, y la subí arriba de mi , tenía su cabello alborotado.
Ella entiendó a la primera lo que deseaba. Acomodo mi miembro y me cabalgo, meneaba sus caderas y sus tetas se movían con ritmo, gemí fuerte, ella arquea su cuerpo hacia atrás y mordía su labio inferior, gimió fuerte y sus uñas hicieron marcas en mi abdomen, después de ella  mi orgasmo llegó y llene toda su intimidad con mi semen.

Mi sacerdote GrabielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora