60. Presa atrapada

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"Dayana vs Emilio"














Emilio.










- Esto tiene que ser una jodida broma - exclamo verdaderamente molesto al teléfono.

Lo siento, hijo. No pensé que el convento tardaría más de lo que creía -

- ¿No puedes conseguir a alguien más?

¿Por qué no quieres hacerlo tú? Solo serán unos días, se supone que eres un profesional, ¿cuál es tu objeción? -

- No puedo hacerlo, no quiero hacerlo, por más que quisiera, te juro que no puedo. ¿No puedes comprender eso?

Necesito una explicación, Emilio. No es solo porque no quieras, ¿es la Señora Gress lo que te molesta? -

- ¿Por qué nunca puedes comprenderme? Cuando te digo que no quiero es porque no quiero, papá. ¿No puedes entenderlo?

Lo hago, pero en este caso, es trabajo. Si logras hacer que la Señora Gress te cambie por otra persona tal vez ahí sí podrías salvarte -

Maldigo bajo. Estoy perdido - Sabía que no podía contar contigo, solo olvídalo. Lo único que te interesa es el maldito dinero que yo te hago ganar.

Tranquilízate, hijo. Todo lo que estás diciendo son bobadas. Si no puedes con esto entonces déjame dejárselo al Doctor Leonardo. Él estará encantado de cumplir con tu trabajo en tu lugar - mi mandíbula se crispa.

- Yo no soy un pediatra - murmuro entre dientes. Estoy a punto de perder el control.

Eres un doctor general. Puedes con una  mujer recién parida y un bebé recién nacido. No es la primera vez que lo haces. Hazlo o de lo contrario tu gran amigo Leonardo lo hará con mucho gusto. -

Y sin más, cuelga.

Estoy a punto de tirar mi teléfono al suelo para estrellarlo en un intento de desahogarme, pero mejor lo pienso mejor y dejo que las lágrimas salgan una vez más en el día.

¿Por qué? ¿Por qué jodidamente no me pueden dejar en paz?

No quiero ver a Joaquín. No quiero verlo siendo feliz sin mí. No quiero verlo con alguien más. No quiero ver la jodida familia que tenía a mis espaldas.

- ¿Por qué esto me duele tanto? - me pregunto a mí mismo.

Lo único que mi cabeza piensa en estos momentos es en el rostro emotivo de Joaquín cargando a su hijo.

Fui la primer persona que lo sostuvo y dios. El bebé tenía un ligero parecido a Joaquín, sé que es muy precipitado para notar el parentesco, pero dios. Era como tener a Joaquín en mis brazos.

Y eso me quebró aún más.

El golpe de la realidad de saber que solo fui su amante, aquella persona con la que se divirtió para pasar el rato me tumba.

Sex Game [Emiliaco]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora