11. Día 6

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"Descubre el placer a través del emisor"















~☆~




















Esa misma noche pude dormir sin ninguna dificultad, aunque eso no evitó el sueño húmedo que tuve.

Al despertar miré que mis amigos seguían dormidos a mi lado. Me asomé por la ventana y miré que había alguien nadando en la piscina. Esos rizos eran inconfundibles.

El recuerdo de lo divertido que lo pasamos ayer revuelve mi cabeza.

Sin pensar en lo que estoy haciendo remplazo mi ropa con mi bañador, tomo una toalla y bajo. Por suerte la mayoría estaban dormidos.

Cuando llegué a la sala pude mirarlo más de cerca. Miraba como nadaba y estiraba esos brazos. Esos mismos brazos que me sujetaban cuando se hundía en mí. No iba a negar que me dolía un poco el trasero, pero no tanto para no poder caminar.

Dejo la toalla en un camastro y me paro en una esquina de la piscina.

- Buenos días.

Él para, talla su rostro y una sonrisa traviesa se plasma en sus labios – Muy buenos días a ti también, ¿quieres acompañarme?

- Claro.

Bajo por las escaleras y me sumerjo. Vuelvo a la superficie y lo veo a centímetros de mi rostro.

- ¿Te duele algo?

- No, ¿y a ti? – niega lentamente.

Relame sus labios y me mira – Voy a besarte.

- Espera – pongo mi mano en su pecho – Alguien podría venir.

- Nadie viene hasta después de las nueve que es cuando despierta Dylan. El despierta a todos.

Toma mi rostro y me empuja al suyo.

Suelto un ligero gemido cuando siento su lengua rozando la mía. Toma mis piernas y las coloca en su cintura. Camina hasta posicionarnos en una esquina de la piscina sin dejar de besarme.

Mis manos permanecen en sus rizos sujetando su cabeza. El sabor de sus labios es tan adictivo y mi cuerpo reacciona a la par del suyo. Es como si no pudiera detenerme jamás.

- Espera – separo nuestros labios – Dijiste que estábamos en un juego de sexo – asiente – Quiero que me enseñes el placer que me puede provocar mi cuerpo.

- Puedo darle placer a tu cuerpo si lo quieres.

- Quiero que me enseñes – corrijo.

- Bien, te enseñaré todo los tipos de placer, pero no lo haré gratis.

Mi corazón comienza a latir desenfrenado. Mi trasero choca con su longitud en estos momentos. Ya no hay vuelta atrás.

Así que finalmente lo digo.

- Pu-puedes follarme si quieres - arquea sus cejas mirándome traviesamente.

- Creo que nos estamos entendiendo mejor.

- Pero solo con una condición.

- ¿Cuál?

- No quiero que nadie se entere de esto. Será nuestro secreto.

- ¿Por qué no quieres decirlo? No tiene nada de malo.

- Solo no lo quiero.

- De acuerdo.

Sex Game [Emiliaco]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora