Sex Game [Emiliaco]

33. Día 17 (2)

Es hora de confesar, ya no puedes ocultarlo más.

~☆~

Emilio.

De un momento a otro pasé de estar bailando con Joaquín, tranquilos, relajados, solo él y yo a verlo siendo golpeado por un imbécil.

Ver esa imagen hizo que la sangre hirviera por mis venas en un nivel que jamás llegué a conocer.

La furia llenó completamente mi ser.

Nadie. Lo. Toca.

Apreté mis puños haciéndome un poco de daño. Luciendo completamente decidido caminé a toda prisa hacia donde estaba el cuerpo de Joaquín en el suelo inconciente.

Le haré pagar por esos golpes que Joaquín tiene en su delicado rostro, lo golpearé tanto que el próximo que caerá será el imbécil que hizo que Joaquín cayera al suelo.

La música se detuvo al igual que el escándalo de todos. Mi mirada seguía en ese tipo grande y musculoso. Podría ser un poco más grande que yo, pero en este momento no estaba para pensar con claridad así que hice lo que debía.

Me abalance al hombre y comencé a golpearlo. Proporcioné dos golpes con mi puño cerrado en su quijada logrando que perdiera el equilibrio.

En vez de seguir golpeándolo con toda la furia que estaba carcomiendome me detuve cuando sentí como era golpeado en la espalda por varias personas.

Toda mi piel comienza a arder.

Segundos después varios hombres me rodean y comienzan a golpearme.

- ¡Emilio!

Puedo escuchar la voz de Kate cerca, pero solamente estoy concentrado en recibir los golpes que me están dando con fuerza. Son como seis hombres contra mi.

Mi piel arde, puedo sentir la temperatura de mi cuerpo aumentando y estoy seguro de que si siguen golpeandome terminaré en el suelo.

Todo se detiene de manera imprevista, puedo escuchar el ruido de varios golpes y cuando me atrevo a levantar la mirada puedo ver a Dylan y Sergio acompañados de otros chicos.

Escupo en el suelo sacando la sangre de mi boca. Trueno algunos de mis huesos tratando de volver a la realidad.

Esto no se acaba aquí.

- Te cubrimos, Joaco está con Regina - la voz de Dylan retumba contra mi oído.

Por un segundo giro mi rostro hacia donde él mira y observo a Mariana y a Regina tratando de levantar a Joaquín del suelo. Lo tienen entre sus piernas mientras le acercan un hielo a su pómulo.

Vuelvo con mi acción de golpear al bastardo que noqueó a Joaquín y comienzo a desahogarme. El hombre trata de devolverme los golpes, pero soy más rápido.

- ¡Emilio, basta!

- ¡Alguien separelos!

- ¡Dylan!

- ¡Sergio!

- ¡Policía!

La viva imagen de Joaquín cayendo al suelo hace que mi energía vuelva en un chasquido. No sé por cuanto tiempo lo hago pero dejo aterrizar los golpes que quiero hasta que siento que soy detenido por alguien tirándome al suelo.

- Basta, chico, si lo matas vas a la cárcel - me recuerda un tipo.

Me levanto del suelo y mi vista cae en el tipo que estaba golpeando hace tan solo unos segundos. No puedo evitar la leve sonrisa que sale de mis labios al ver su rostro golpeado. Sus pómulos morados y ojos mayugados.