Sex Game [Emiliaco]

28. Día 15

"Escudo"

Capítulo dedicado a ItzelVera3, feliz cumpleaños, preciosa. 💜

~☆~

Mi cuerpo seguía inmóvil por la impresión, el señor frente a mí tiene una extraña sonrisa en su rostro. Me tenso al escucharlo hablar.

- No tengas miedo de mi, muchacho, aunque te sorprenda esto es muy normal para mí, tanto así que ya hasta me da mucha risa cada vez que me encuentro con este tipo de espectáculos. Inusualmente siempre a esta hora salgo en busca de cosas perdidas en la playa. También colecciono conchitas, vendo collares y pulseras sencillas, mira - busca algo entre su ropa, espero unos segundos observando curiosamente como saca algunas cosas de su bolsillo. Saca varios collares y pulseras muy lindas.

- Wow, son muy lindas - elogio mirándolas con fascinación. Aunque solo fuera un hilo con una preciosa conchita para mí era muy linda - ¿Puede venderme uno? - señalo un collar.

El hombre lo toma y me la extiende - Déjalo así, tómalo como un regalo por hacerte pasar un mal momento.

- No es necesario, en serio, déjeme pagarle.

- No, muchacho, está bien, tengo que irme antes de que salga el sol. Solamente les pido que para la próxima disimulen un poco, ¿tu novio está bien? Veo que no se mueve.

Al escucharlo decir eso comienzo a sentir una extraña sensación expandiéndose por todo mi cuerpo provocándome sensaciones que solo sentía cuando de Emilio se trataba.

- Emm - rasco mi nuca - Solo está un poco tomado.

- De acuerdo, por allá hay un retenedor de basura, nos veremos por ahí. Soy Fabián y bueno, ahí se ven.

Con mi ceño fruncido observo como Fabián camina mirando hacia el suelo por la playa. Veo el collar en mi mano y una leve sonrisa se asoma en mis labios. Giro mi rostro buscando con la mirada a Emilio, cuando lo veo de manera rápida tiro el preservativo en el retenedor y camino hacia él.

De manera lenta comienzo a vestirlo con cuidado, guardo el collar en mi bolsillo mientras me ingenio un plan para levantarlo, era pesado sí, pero yo no era un debilucho.

Colocando las toallas en mi espalda trato de alzar a Emilio. Al principio no fue tan fácil, pero después recordé una estrategia que me había dicho Sergio y la puse en marcha.

Celebro internamente cuando logro ponerlo de pie, él está un poco adormilado, le hablo suavemente pidiéndole que camine conmigo y torpemente lo hace.

Cuando entramos a la casa dejo las toallas en un cesto de ropa sucia y nos encamino a la habitación de Emilio. Por suerte esta vez ninguno de los dos nos caemos. Difícilmente abro la puerta de su habitación y entro con él. Nos acerco a la cama y lo dejo caer.

Suspiro cansado al verlo finalmente acostado.

Lo acomodo en la cama para que duerma en una posición correcta. Comienzo a desprenderlo de todas sus prendas de ropa hasta dejarlo en bóxer, entro al baño y tomo una pequeña toalla.

La humedezco y vuelvo a la cama con él.

Paso la toalla por su pecho para hacer que duerma fresco, tiene rastros de arena así que trato de limpiar toda la posible.

Dejo la toalla en el baño y vuelvo con Emilio.

Arropo su cuerpo hasta la cadera y lo observo unos segundos parado en la esquina de la cama. Su pecho sube y baja de manera lenta. Se ve tan tranquilo, pacífico y relajado.