3. Llegada

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Desperté gracias a los rayos del sol que se infiltraban por la ventana de la sala, abrí mis ojos centrando mi vista y me encontré tirado en el suelo con un vestido arropando mi cuerpo.

Mi cabeza me dolía demasiado, estaba a punto de explotar.

¿Qué mierda pasó anoche?

- Tú tampoco te acuerdas de que pasó anoche ¿verdad? - me sorprendí cuando escuché la voz de Sarahí a mi lado, negué.

Me extendió una pastilla y un vaso de agua. La bebí.

- Buenos días, alegría - habló alegremente Niko - Se ven de la mierda - bajó de las escaleras.

- Muchas gracias - viré mis ojos - ¿Tú no tienes crudelia?

- Nop - dijo sin más.

- ¿Nada nadita? - pregunté.

- Nada nadita, ya estoy muy acostumbrado.

- ¿Y Mari? - preguntó Sara.

- Aquí nena, estaba arreglando unos papeles de Joaco - respondió Mariana entrando a la sala junto a nosotros.

- ¿Papeles? - pregunté.

- Así es, ya está todo listo. Niko y yo ya tenemos nuestras maletas, faltan las tuyas - frunzo mi ceño - ¿Qué? ¿No te acuerdas? - negué lentamente - Seré rápida, iremos de vacaciones a un lugar muyyy diferente - alargó la y.

- ¿Vacaciones? - pregunté incrédulo - Tengo un trabajo, chicos.

- Pero si ayer hablaste y dijiste que te ausentarías un mes.

- ¿¡Un mes?! - grité - No puedo ausentarme tanto.

- Oh vamos, Joaco, ya estás dentro. Yo sé que te divertirás mucho.

- La pasarás muy bien - alentó Niko - Te lo mereces.

Bueno, tal vez tendrían razón.

- Te servirá para despejarte de todo lo malo, vendrás como nuevo, ya lo verás - me animó Sara.

- Bueno, está bien.

Todos asintieron aplaudiendo emocionados. Desayunamos juntos, después ayudé a subir las maletas de los chicos al coche de Mariana para finalmente dirigirnos a mi casa.

- No quiero entrar ahí - les aclaré cuando llegamos.

- No te preocupes, cielo. Niko y yo entraremos por ti - Mariana acarició mi mejilla en un gesto gentil. Yo asentí.

- Sólo no le digan nada, por favor - pedí.

- No te preocupes, el ogro me la pela.

- ¡Niko! - Sarahí y yo le regañamos.

- Nos la pela, mejor dicho - corrigió Mariana mientras que yo viraba mis ojos ante la actitud de ambos.

Les di mi llave y después ellos entraron.

Media hora después salieron con mi maleta riéndose a carcajadas.

Niko se acercó a la cajuela y metió mi maleta.

- ¿Qué pasó? - pregunté confundido.

- Pues como nos pediste que no le dijéramos nada le aplicamos la ley de hielo - explicó Niko.

- Y mejor vámonos antes de que salga - ambos se subieron al coche y Mariana arrancó.






~☆~






Aunque el camino fue un poco largo, llegamos finalmente.

Alcé mis cejas sorprendido cuando miré una gran casa, parecía una mansión.

Sin duda nos divertiríamos.






















apmo. 💜

Sex Game [Emiliaco]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora