4. Presentaciones

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Ayudé a sacar mi maleta del auto y nos despedimos de Sarahí. Ella se llevó el coche dejándonos a Niko, Mariana y a mí frente a la casa.

- Wow, que casota – exclamé admirando cada detalle.

- Ni que lo digas – musitó Mariana.

La mansión era enorme, pintada en un color claro. Dinero gritaba por todos lados.

- ¡Bienvenidos! ¿Acaban de llegar? – un hombre de piel clara, cuerpo en muy buena forma, muy bien arreglado y con unas cuantas arrugas en su rostro se acercó a recibirnos.

Mariana se adelantó a contestarle.

- Mucho gusto, soy Mariana González – saludó cortésmente en un apretón.

- Señorita González, es un gusto tenerla en mi casa por fin. ¿Quiénes son sus acompañantes?

- El de mi izquierda es Nikolas Caballero y el de mi derecha es Joaquín Gress.

- Un gusto – dijimos ambos al mismo tiempo.

- Es un gusto tenerlos aquí, caballeros. Soy el Boss y dueño de esta casota - habló con humor - Me verán muy pronto por aquí. Espero que pasen una gran estadía en mi casa de playa, disfrútenla mucho.

Los tres asentimos, el Boss se fue en una Van blanca mientras que nosotros nos aproximamos a entrar a la gran casa.

- ¡No mames! – grité cuando miré la casa por dentro.

La casa era enorme por dentro, tenía vista frente al mar y era fantástica.

De en sueño.

- Esto está increíble, Mariana, te la rifaste – exclamó Niko.

- Lo sé – ella se pavoneó frente a nosotros.

- ¿Pasaremos todo un mes aquí? – pregunté, pero la atención de nosotros tres se fue hacia una dirección en especifico al escuchar un ruido.

Se escuchaban varios, muchos pasos por la casa.

- ¡Ya llegaron los últimos! – escuché el grito de una chica.

¿Los últimos?

Pronto mi vista se fue hacia las dos chicas que venían corriendo hacia nosotros, venía un chico detrás de ellas.

Los tres estábamos estáticos.

En mi caso, yo no entendía nada.

- ¡Bienvenidos! ¿Les gusta la casa? – preguntó una de las chicas enérgicamente, era bajita, pelirroja y muy bonita – Ay que tonta, mis modales, mi nombre es Katherine, ella es Regina y él es Sergio.

- Bienvenidos, chicos – dijo él.

- Es un gusto – habló Regina – Digan algo, parecen en shock – nos sonrió amigable.

- ¿Nos permiten un momento? – les pedí, ellos asintieron confundidos.

Tratando de guardar la compustura jalé a ambos hacia una esquina para encararlos.

- ¿Qué es esto? Se supone que solo seriamos nosotros tres – susurré entre dientes.

- Bueno, tal vez dije una pequeña mentirita – la fulminé con la mirada, miré a Niko y él bajó su mirada hacia el suelo evitandome por completo.

Al parecer él también lo sabía.

- Digamos que estamos en un juego – confesó Niko – Del cual ahora no podemos salir.

- ¿Qué?

- No es tan así, Joaco, tal vez si es un juego, pero te divertirás, estos chicos serás nuestros compañeros.

Sex Game [Emiliaco]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora