capítulo 2

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La cena iba genial, habíamos decidido ir a un restaurante Italiano que había muy cerca de la parada de metro.

Estábamos toda la clase junta riendo y contándonos  mil y una historia que nunca jamás hubiéramos contado.

Enfrente de mí había un chico al que nunca había prestado atención en clase.

Parecía algo callado y tímido, y sus ojos azulados mostraban algo de miedo. No parecía estar muy cómodo.

-Hola, Raúl ¿verdad?   - pregunté sonriendo

-Eh…Sí, hola Aria – dijo sin levantar la cabeza

-¿Estás bien? – pregunté algo preocupada

-Sí, solo que no suelo salir mucho de casa – dijo en un tono de voz muy bajo.

-Bueno, relájate, estás con tus compañeros de siempre – dije sonriendo

-No tengo mucha relación con vosotros, siempre estoy al final de la clase – dijo alzando un poco la vista

Era bastante guapo, su mirada estaba algo más relajada y su pelo castaño le cubría parte de la frente.

-Me sorprende que me hayas hablado, siempre te he visto inalcanzable – dijo Raúl tímidamente

-¿Inalcanzable? SI soy una chica corriente – dije riendo – No destaco en nada

-Has aprobado todo y la natación se te da muy bien – dijo algo sonrojado

-¿Cómo sabes lo de la natación? – dije algo asustada

-Un día que fui al polideportivo te vi nadando y me quede un rato a observarte – dijo agachando la cabeza

Era algo raro esa explicación, pero no la di mucha importancia en aquel momento.

-¿Y qué haces normalmente? ¿Te quedas en casa? – pregunte curiosa

-Sí, suelo ir a correr algunas mañanas y por la tarde me quedo jugando al ordenador – dijo con una dulce sonrisa

-Suena divertido, yo casi siempre salgo con Diana, a no ser que tenga algún plan con un chico – dije sonriendo

-Seguro que los tienes a todos detrás de ti – dijo mirando de nuevo a su plato

-No te creas, llevo tiempo sin novio – dije mientras probaba la comida.

-Qué raro una chica como tú sola – dijo levantándose de la silla – Nunca se sabe lo que te depara el destino, ¿no?

Me quedé un rato en silencio pensativa de lo que Raúl me había dicho.

Un halo de misterio cubría a este chico, pero no sé porque no lograba quitármelo de la cabeza.

Terminamos de cenar y decidimos ir a una discoteca cercana a bailar un rato todos juntos.

-Yo me marcho a casa – me dijo Raúl sonriendo

-¿Te da miedo bailar? – dije sonriendo

-No es que tenga miedo, sino que ya estoy algo cansado – dijo marchándose hacía la boca de metro

-Es un poco raro el chico, ¿no? – dijo Diana a mi espalda

-Un poco sí, pero tiene algo que me llama la atención – dije intrigada

-¿Te gusta Raúl? – dijo Diana riendo – Si es un rarito

-No me gusta idiota – dije molesta – Solo que…déjalo, vamos a bailar – dije agarrando del brazo a Diana

Seguimos al resto del grupo hasta que llegamos a la discoteca. La fila daba la vuelta ala esquina y en la puerta había personal de seguridad.

--Hay que esperar muchísimo – dijo Marcos refunfuñando

-Teníamos que haber llegado antes – dijo Rebeca molesta

Poco a poco la fila fue avanzando y dentro de poco podríamos pasar a mover un poco el esqueleto.

Al borde del abismoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora