capítulo 27

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Habían pasado dos meses desde la muerte de mi padre, aún no sabíamos que hacer con las cenizas. Y a mi madre le dieron el alta, aunque cayó en una depresión al saber la muerte de mi padre.
Mario viene a verme a diario, no somos parejas, pero salimos juntos a todos lados. Diana venía también a ayudarme, a que me controlara y a que no perdiera la cabeza.
Durante este tiempo Raúl no ha dado señales de vida, por lo que he podido soportar mejor la perdida de mi padre.

-¿Mamá como estás? – pregunté acercándome hacía ella
-Bien, aunque no creo que pueda regresar al trabajo – dijo llorando
-Tranquila, he encontrado un trabajo cerca, ayudaré lo que pueda – dije sonriendo

Aunque no era el mejor trabajo de todos, el dinero nos vendría bien. Con la ayuda de Mario y Diana los gastos son más bajos.
Mario ayudaba mucho a mi madre dándole terapia para que pudiera salir a delante.
EL timbre sonó con fuerza, me acerque al telefonillo para ver quien era.

-Sube Mario – dije animada – Mamá es Mario, viene a la terapia – grite desde la puerta
-Gracias Aria – dijo mamá apagada
-Hola Aria – dijo Mario besándome en la mejilla

Me había puesto sonrojada en unos segundos, con el paso del tiempo me fui encariñando de Mario y si no fuera por él, las cosas estarían muchísimo peor.

-Veamos, hoy haremos ejercicios de memoria – dijo Mario a mi madre.
-Vaya, empezáis fuerte hoy – dije sonriendo
-Aria, ¿podemos hablar a solas un momento? – dijo Mario sonriendo
-Dime Mario, ¿Qué ocurre? -pregunté asustada
-Durante este tiempo habéis mejorado mucho las dos, la medicación te esta ayudando a mantener la calma y tu madre mejora muy rápido – dijo Mario sonriendo – Por eso quiero decirte una cosa

Un nudo en mi garganta apareció haciendo que fuera imposible tragar nada.

-¿Quieres salir conmigo? – dijo Mario sonrojado

Durante unos segundos me quede paralizada, no sabía si había escuchado bien. SI de verdad esto era real y todo estaba mejorando gracias a mis amigos.
Quería responderle, pero no me salían las palabras de la boca. Mi voz se había apagado

-¿No quieres? – dijo Mario algo triste
-No, no, me puse nerviosa – dije sonrojada – Claro que quiero, si quiero – dije lanzándome a sus brazos

Sus labios por fin se unieron a los míos, lo que tanto deseaba ha pasado y era con Mario, aquel maravilloso chico que me ha ayudado a superar todos mis problemas. Todo esta saliendo muy bien. Todo vuelve a la calma

Al borde del abismoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora