capítulo 4

144 13 0
                                    

-Que dolor de cabeza - dije abriendo los ojos lentamente
-¿Cómo estás hija? - dijo la voz de mamá
-¿Mamá? ¿Qué haces aquí? - Dije confundida - ¿Dónde estoy?
-Estás en el hospital - dijo papá muy serio - Te caíste por las escaleras de una discoteca y Raúl y Diana te trajeron hasta aquí
-¿Raúl? EL no estaba en la fiesta - dije confundida
-Fui más tarde, quería bailar contigo, pero al llegar encontré a Diana llorando al lado tuya, estabas inconsciente - dijo Raúl mirándome fijamente

Esos ojos otra vez, tan fríos y cálidos a la vez, tan irresistibles. No sabía porque pensaba esto, quizás fue el golpe.

-Gracias por traerme - dije sonriendo
-Debes tener más cuidado - dijo Raúl sonriéndome
-¿Más cuidado? - Dijo papá muy enfadado - Vas a estar encerrada en tu habitación hasta que acaben las vacaciones, ni playa, ni piscina, ni amigos - dijo papá furioso
-Cálmate Robert - dijo mamá llevándolo al otro lado de la habitación
-¿Dónde está Diana? - pregunté intentando incorporarme
-Está hablando con los médicos - dijo Raúl sentándose en una silla al lado - Parece que la están haciendo preguntas de lo ocurrido

EL tiempo pasaba muy despacio en aquella habitación de hospital, mis padres estaban enfadados, aunque lo intentaban disimular. Raúl estaba todo el rato a mi lado y Diana no aparecía aún.
EL dolor de la cabeza fue calmándose según iba pasando la mañana, Y mis ojos no se apartaban de Raúl. No entendía esto, nunca me fije en aquel chico y una noche de repente no puedo sacarlo de mi cabeza.

-¿Estaré enamorada? - pensé para mí

No podía ser, ya me hicieron mucho daño en mi última relación y dije que nunca más volvería a pasar algo así. Renegué de las relaciones por un tiempo.
Los hombres siempre me utilizaban solo para follar y ya está. Nunca aparecían cuando los necesitaba.

-Que desesperación - dije en tono bajo
-¿Estás bien? - preguntó Raúl con una mirada de preocupación
-Sí, sí, estoy bien - dije algo nerviosa - Puedes irte a casa si quieres
-Tranquila, prefiero quedarme aquí - dijo mirándome fijamente - Entre jugar al ordenador o hablar con un humano, prefiero hablar
-Que considerado de tu parte - dije sonriendo
-Hacia horas que no sonreías - dijo Raúl cogiendo mi mano

Estaba siendo un momento muy incomodo, no me gustaba que me tocasen tan de repente, pero mi cuerpo no lo rechazó lo tomó como algo normal.
Raúl nunca se comportó así en clase, era un chico callado y reservado y de la noche a la mañana no se despegaba de mí.

-Vete a casa, no te preocupes más - dije apartando la mano con suavidad
-De acuerdo - dijo mirando su mano sin parpadear - Vendré mañana a verte - dijo sonriéndome

Raúl salió por la puerta de la habitación y algo dentro de mí hacía que me sintiera rara.

-¿Qué es tu nuevo novio? - preguntó papá seriamente
-Es solo un amigo - dije nerviosa - No tengo novio ahora mismo
-Estamos muy decepcionados contigo, beber hasta desmayarte, nosotros no te hemos enseñado a ser así - dijo papá enfadado
-Pero, solo ha sido un anoche - dije defendiéndome
-ME da igual, en cuanto te den el alta castigada de por vida - dijo papá enfadado y saliendo de la habitación
-Tranquila, se le pasará - dijo mamá sonriéndome - Pero no bebas más, ¿vale?
-Vale - dije algo confundida

Mamá nunca era tan comprensiva, algo debía estar pasando para que el ambiente estuviera así de raro.
Quizás siga soñando aún y esto sea un sueño y nada haya pasado todavía.
Todo era muy raro y Diana no venía aún.

Al borde del abismoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora